Opinión

Hostilidad reciente hacia lo hispano de políticos americanos

La creciente hostilidad hacia la propia historia y la identidad sociocultural contra la presencia española en Hispanoamérica, con iniciativas como la del descendiente de santanderinos y presidente de México, López Labrador, que escribió al rey de España que pidiera perdón a los nativos por la conquista, tiene su último episodio en la descortesía del presidente de Perú, Pedro Castillo, ante uno de sus invitados, el jefe del Estado español, en su toma de posesión, recordando los agravios que sufrió su pueblo en manos de Pizarro. En sus propios países se ha advertido que estas declaraciones y actos son más para el consumo interno y no responden a un sentimiento generalizado, como reveló recientemente una encuesta en ese sentido en México.

A comienzos del siglo XVII habitaban lo que luego serían los Estados Unidos del orden de diez millones de nativos. Un cuarto de siglo después, esa cifra se había reducido a menos de un millón, y a partir de 1780, trece estados originarios quedaron libres de indios. Sin ir más lejos, los últimos estudios etnográficos sobre la población de Perú, arroja que el 60,2 por ciento son mestizos; quechuas, el 22 por ciento; blancos (los datos oficiales lo refieren así), 5,9 por ciento; descendientes de africanos, 3,6 por ciento; Aimara, 2,4, y a partir de 0,2 pueblos de la Amazonía. Otro dato interesante, siempre sin salir de Perú para poner en relación con la queja de su actual presidente es la historia de sus universidades, existentes actualmente. La Real y Pontificia Universidad de San Marcos de Lima fue fundada por Real Provisión de 12 de marzo de 1551 y hoy es la actual Universidad Mayor de San Marcos (UNMSM). Y la Real Universidad de San Antonio Abad, Cuzco, fue fundada en 1692, y hoy en día y hoy en día es la UNSAAC (Universidad Nacional de San Antonio Abad del Cuzco)

En la conocida obra “Historia de la Universidades de América Latina” (edición a cargo de Gisela Rodríguez Ortiz y con la colaboración de otros autores, editado por la Unión de Universidades de América Latina, México, 1999), el sociólogo alemán Hanns-Albert Steger escribe: “Portugal no creó ninguna universidad en el Brasil durante la época coloniales. Tampoco Inglaterra. España constituye, pues, una gran excepción entre las potencias coloniales, en lo que se refiere a la fundación de universidades europeas fuera de Europa”.

Desde mediados del siglo XX, se institucionalizó el uso del término de origen francés “Latinoamérica” para referirse a un conjunto de países de habla castellana y portuguesa frente al uso hasta entonces vigente de Hispanoamérica o Iberoamérica. El argentino Alberto Buela explica: “El término Latinoamérica o América latina es un invento de la ‘intelligenzia’ colonial francesa para ‘curarse en salud’. Es decir, para incorporar sus territorios americanos a un proyecto que siendo hispanoamericano le resultaría totalmente extraño y pondría en cuestión sus mismas posesiones en América del Sur”. Ni los habitantes del Canadá francés (Québec), ni los italo-norteamericanos, ni los haitianos se llaman a sí mismos latinoamericanos, lo que muestra a las claras la imposición ideológica del término, habida cuenta que todas estas comunidades son de lengua derivada del latín.

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