Opinión

Una nueva poetisa ourensana, Patricia Cisneros Comes y sus sentimientos

La poetisa ourensana Patricia Cisneros Comes y su libro.
photo_camera La poetisa ourensana Patricia Cisneros Comes y su libro.

Ourense ha sido siempre ciudad de poetas, y parece que es constante en ese ámbito el relevo general y la renovación de vanguardia. En ese terreno acaba de aparecer el libro de Patricia Cisneros Comes, que es abogada y tiene una doble sensibilidad desde el amor al Derecho y persona de inquietudes, desde la observación de la realidad, para mejorarla. El libro que acaba de publicar se titula “Equilibrio imperfecto” y es una combinación de poemas e imágenes de difícil clasificación, porque cada segmento de esta obra tiene significado por sí misma. Por un lado, va más allá de una poesía intimista de poemas de amor a una abstracción documentada de su entorno. Las fotos son secuencias evocadoras, muchas veces de objetos y cosas comunes, de imágenes de espacios de este mismo Ourense, rubricados por un lenguaje bien escogido.

Patricia Cisneros Comes pertenece a dos conocidas familias ourensanas y al leer su libro me he acordado de su abuelo, el popular y recordado sargento Comes, de la Policía Municipal, inolvidable personaje del Ourense cotidiano, grata persona y conversador, que estaría y estará muy orgulloso de esta nieta jurista y poetisa. Sin duda. Debió de ser buena estudiante por el modo en que manera el idioma. Estudió Derecho primero en Santiago y acabó su carrera en Vigo. Tras foguearse como abogada derivó hacia otros aspectos desde su carrera de origen. Sin duda, llevaba consigo su vocación por la poesía y prueba de su intimismo no publicó, aunque debiera haberlo hecho sus primeros poemas de hace unos años.

Leyendo su libro y lo que me trasmite e impresiona, recuerdo mucho aquello que decía de su propia obra Antonio Tovar, quien se definía como “militante de la poesía”. Y nos dejó un consejo que podría transferirse a Patricia: “Cada obra es fruto de un tiempo, de una sensibilidad. Queda impreso en el tiempo y nunca debe revisarse. Ahí está. En este caso, la joven autora ourensana nos dice: “En este libro intento buscar un contrapeso entre las fallas de la vida. Trata de sentimientos, de personas y otras locuras”. Asombro, por cierto, que desde la probada sensibilidad aluda a que el libro “ha sido escrito con tanto cariño a la par que dolor”. Pero en realidad es más bien un libro de amor o de amores.

Se ha dicho que la labor del poeta es eminentemente individualista, y sin embargo e este libro lo que se aprecia es un enorme acercamiento a los demás. Es un libro intimista, si, pero esa combinación de imágenes y versos aporta al verlos juntos una nueva dimensión que trasciende al propio poema e invita a pensarlo e imaginarse el momento en que surgieron estos poemas y por qué seleccionó esas fotos, llenas de mensajes. Llama la atención que una mujer de perfiles y formación jurídica tenga la capacidad de remontarse por encima de la realidad cotidiana y del propio pensamiento prefijado, concreto y determinante que son las leyes que regulan nuestra convivencia cotidiana. Me gusta esta muestra: “Memorias a cámara lenta/marcada por miradas ajenas/Fría calma externa/mezclada con aparente desvergüenza/Historias que su cada uno cuenta/Nunca hallarás la verdadera….”

Patricia está instalada de modo original en aquellos ámbitos de la poesía contemporánea desde su propia perspectiva. Es decir, palabras simples, de la gente corriente, según el caso o no conectada a las reglas de la métrica, que ya no es un corsé En este caso, la poesía de Patricia es connotativa, no descriptiva, tiene la sencillez de que conecta con la forma de hablar de la gente común, corriente, de la calle. La selección de las imágenes de este libro son en sí mismas otro poemario.

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