Opinión

Dos mundos de hoy

El Viejo Milenario reflexiona después de leer “El mundo de hoy”, del polaco Ryszard Kapuscinski. Uno de los mejores reporteros del siglo XX que en cincuenta años de profesión ha recorrido todos los continentes, especialmente África, relatando docenas de conflictos bélicos, el nacimiento de naciones, golpes de estado y sus vivencias culturales de extraordinario valor al incluir su integración en los pueblos que describía. El Viejo Milenario coincide con él en la libertad de relatar sin censura externa, aunque con rígida censura interna, siendo la alianza entre la razón y la emoción quien le dicta lo que debe escribir. 

 Al Viejo Milenario le cuesta describir las noticias que le han impactado últimamente cuando las únicas motivaciones que le producían placer y felicidad eran las relacionadas con su círculo familiar y con muchos/as amigas/os con los que mantiene ocasionales y fructíferas conversaciones. Pero todo fluye y nadie controla el devenir de acontecimientos imprevistos, sobre todo cuando estos ponen en evidencia lo insignificante que es el individuo en relación a la masa y a los poderes que controlan el mundo.

Imitando al Gran Wyoming sigue horrorizado por lo que sucede en Gaza, donde han sido asesinados, que se sepa, más de diez mil niños por el Ejército de Israel, país al que se le supone el respeto a los Derechos Humanos y una justicia que debía proteger la vida de las personas . Pero los muertos son solo una cifra sin nombres, sin futuro, sin pasado… no son otra cosa que carne y huesos que hay que enterrar en fosas comunes, como hicieron los nazis en los campos de concentración y el franquismo en las cunetas. Los dirigentes europeos tratan de ocultar los crímenes que emparejan a judíos sionistas con los nacionalsocialistas alemanes. Aunque se divisa en el horizonte un rayo de esperanza, como en la guerra de Vietnam: la juventud americana sale a la calle para denunciar el genocidio palestino y criticar la hipocresía de John Biden que facilita a Netanyahu armas para cometer un genocidio mientras pide la suspensión de la guerra. El Viejo Milenario siente orgullo por la decisión de Pedro Sánchez de reconocer como Estado a Palestina, único camino para tratar de alcanzar la Paz. Isaac Rabín y Yaser Arafat lo intentaron.

¡No se puede consentir que la izquierda gobierne el país, es misión histórica de los nobles elegidos por Gracia Divina! ¡Pedro Sánchez es un advenedizo que ha usurpado el Gobierno, utilizando artimañas y malas artes! ¡Colabora con los terroristas y sus herederos, pacta con enemigos de España y favorece la llegada de inmigrantes que violan a españolas y secuestran a nuestros niñas y niños! No respeta la bandera ni los símbolos nacionales, y renunciando al pasado glorioso del Alzamiento Nacional, falsifica la historia. Su Gobierno quebranta la independencia de la Justicia, ataca la religión, manipula el cerebro de los niños y niñas, someten al varón a los deseos de las feministas… Gritan desaforadamente los neofascistas tratando de socavar la acción política del presidente del Gobierno de España. Pedro Sánchez es correoso, tenaz; hace lo que cree que debe hacer y no se somete al dictado de los más conservadores de su partido, lo que ha soliviantado a la “vieja guardia”. Sus adversarios utilizan todos los procedimientos para socavar su liderazgo en la España progresista, han encontrado su flanco más débil, el amor a su familia. Pero en su mezquindad se olvidan que los que aman siempre vencen. Ryszard Kapuscinski lo incluiría en su libro “El mundo de hoy”, consciente de que el río sigue fluyendo.

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