Opinión

A esta gente ni agua

Isabel Díaz Ayuso es de esas voces escasas en el PP que despejan toda sospecha. Su mensaje sobre los golpistas catalanes no ha podido ser más nítido, aunque no está claro si va dirigido a los ajenos o a los propios: “A esta gente ni agua”.

Esto debería grabarse en piedra en la entrada a la sede de Génova: “A los nacionalistas, ni agua. Nunca. Esta vez tampoco”. En realidad, también debería grabarse en la de Ferraz, pero la pregunta antes sería: ¿queda algún socialista que anteponga los intereses de todos los españoles a los de las minorías separatistas? No lo creo. Sánchez los ha echado del partido a todos.

La prueba, Galicia. El PSOE lo ha apostado todo al BNG, soñando con maquillar su derrota con una entrada triunfal, por lo inesperada, en otro gobierno Frankenstein a la gallega. Sanchismo es poder, todo por el poder.

Así, las izquierdas lo están intentando todo para impedir la natural mayoría absoluta del PP. Y todo es todo. Recuerda que la campaña empezó con un risible intento de convertir los pélets en un Prestige, y fracasaron, claro, porque era demasiado obvia la estupidez, y porque al final resultó que había más pélets en las playas catalanas, y que las fotos de peces atragantados que los agitadores progresistas subían a X eran de la otra parte del globo, de modo que al final lo que se atragantó fue la estrategia del PSOE y BNG para reventar la campaña. La última campaña de intoxicación ha sido lo de Feijóo y la amnistía, pero por supuesto el partido no ha terminado.

En los próximos días veremos otras intentonas, cada vez más desesperadas. Están las cloacas de Moncloa trabajando a todo ritmo para dar en el clavo, después de –raro en ellos- haber fracasado con las estrategias agitadoras iniciales. Rueda debería estar atento. Lo que está en juego no es solo Galicia. Toda España está mirando hacia aquí para ver si censuramos al Gobierno socialcomunista o si le damos un balón de oxígeno que, en poco tiempo, puede convertirse en balón de oro para Sánchez. El Gobierno lo sabe. Por eso harán lo imposible para movilizar a la calle contra la mayoría de centro-derecha con cualquier excusa, sea verdad o no. Y lo harán hasta el último minuto. Porque, desde Zapatero y aquel 13M, el PSOE ya no sabe hacer campañas electorales sin jugar sucio.

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