Opinión

Necesario y urgente

He llamado al periódico para saber si soy rico. No ha habido suerte. Eso solo les pasa a los políticos, que siempre se enteran por la prensa de que, de la noche a la mañana, se han forrado. Y así, entre pufos y engaños, hasta los menos favorecidos saltan de la banda del Peugeot a la banda del Falcon, del tinto peleón al gran reserva, y de la mascarilla a la más carilla.

La corrupción política es como las americanas de pana. Siempre vuelven los clásicos. Estamos en 2024 pero desde hace unos días hemos caído por una sima del tiempo a 1990. Como dice Ábalos: “¿Quién me lo iba a decir?”. ¿Quién? La prensa, claro.

Se enteran por la prensa de que tienen un dineral en paraísos fiscales, casas nuevas, rubias jóvenes de última adquisición y plaza fija en el reservado de varias marisquerías, por no mencionar el campo de trabajo favorito de Villarejo. Si no es por el vistazo al periódico del día a la hora del café, son millonarios y no lo saben hasta el telediario de la noche. Por eso, cuando se les pregunta, nunca se lo acaban de creer. Se frotan los ojos. 

Los detenidos, igual que los asesinos en serie, siempre llevan una vida “muy normalita” a los ojos de sus examigos, “hasta donde yo sé” -la cita de nuevo es de Ábalos-. Y, por supuesto, como dijo otra del mismo partido, con aspecto de estar pringada hasta las mechas, los presuntos implicados se muestran “estupefactos”; que algún asesor le habrá dicho que, en televisión, los pentasílabos resultan más creíbles que los monosílabos, a los que siempre les falta un cierto aplomo.

El Gobierno se sostiene a esta hora por un delgadísimo pie de cristal. La pregunta es: ¿a qué demonios espera la oposición para derribarlo? En vez de los titubeos de baja intensidad, solo hay que ir a la hemeroteca y repetirle a Sánchez exactamente lo mismo que le dijo Aznar a González en las Cortes el 19 de abril de 1994: “En las actuales circunstancias, no le queda más que una salida honorable: presentar su renuncia al rey y aconsejarle respecto a qué miembro de su partido reúne las mejores condiciones para sustituirle. Váyase, señor González. No le queda ninguna otra salida honorable. Resuelva sus problemas con su partido, busque el sustituto que le parezca más oportuno y prepare el trámite de investidura. Pero hágalo ya, porque además de necesario es urgente”.

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