Opinión

Orgullo de superviviente

La receta de supervivencia de Pedro Sánchez -ahora mismo fugado a Sao Paulo- fue eficaz para acodarse a La Moncloa, pero basó su éxito en algo tan innoble como la mentira. Mintió para hacer una moción, mintió en las campañas electorales, mintió para mantenerse en el Gobierno, y mintió con toda seguridad hace menos de tres o cuatro minutos.

Ya nadie discute su capacidad para la trola, ni siquiera dentro de su partido, lo que ocurre es que muchos aceptan la treta porque, para una gran cantidad de la izquierda posmoderna, el fin justifica los medios, y el único fin es mantenerse en el poder por los siglos de los siglos. Como desconocen el capitalismo, creen que maximizar el beneficio es el único objetivo importante en la vida, y que debe perseguirse a toda costa, pero olvidan que Adam Smith dedicó casi más tiempo a la teoría de los sentimientos morales que a la acumulación de capital o a la naturaleza de la riqueza. Sin una cierta ética, todo triunfo político llega cojeando de inmoralidad. Y no termina bien.

Quien ha demostrado ser todo un superviviente es Donald Trump, que ha arrasado en las primarias del Supermartes, abriendo una autopista hacia la Casa Blanca. Al contrario que Sánchez, Trump no está logrando reflotarse empleando la mentira. De hecho, lo que caracteriza a Trump es lo contrario: dice lo que piensa, piensa muchas cosas, y no acostumbra a guardarse nada en el tintero. Esto es algo que desquicia a sus oponentes, porque ya nadie está acostumbrado a políticos que hablen con claridad, sin importarle demasiado las consecuencias.

Pero, además, al contrario que el Manuel de resistencia del okupa de la Moncloa, el librito de supervivencia de Trump consiste en resistir contra todo y contra todos. Sánchez escenificó una cierta soledad tras su dimisión en 2016, pero ni padeció persecución político-judicial, ni acoso mediático generalizado, ni las calumnias de todos sus adversarios, ni las presiones internacionales de todos los grupos de poder. Quien está en este momento obteniendo una importante victoria mientras sufre este acoso en tres dimensiones es Trump. Y, al margen de lo que cada uno piense sobre él, hay una lección interesante ahí para los conservadores españoles: incluso teniendo todo en contra, es posible vencer si te despojas de miedo y complejos, y trasladas a tus votantes con orgullo tus convicciones y tu fórmula para hacer un país mejor.

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