Opinión

Balance del viaje papal a Tierra Santa

Ha concluido el viaje del papa a Tierra Santa. Una visita religiosa pero que no ha dejado de lado el conflicto en Oriente Medio, que ya no solo se refiere al árabe-israelí, sino también a la violencia que golpea a Siria a Iraq, cuyas consecuencias humanas se ven en el aumento constante de muertos y de refugiados que huyen de sus hogares porque estos son destruidos o porque han dejado de ser lugares seguros, procurando además un éxodo de cristianos realmente preocupante.

Ante este panorama, el papa se ha dirigido a los líderes religiosos y políticos con franqueza y audacia y dando el ejemplo con gestos que han dado la vuelta al mundo, como su abrazo con sus amigos el rabino Skorka y el musulmán Abboud frente al Muro Occidental o Muro de los Lamentos, o como su momento de oración frente al muro que Israel levantó hace años en Belén y que afecta a la población musulmana y cristiana de Palestina.

En cuanto a sus discursos, merecen destacarse las palabras que dirigió a los líderes israelíes y palestinos, llamándolos a no poner trabas a un acuerdo de paz y rechazar toda incitación a la violencia. Una exhortación que culminó con el gesto audaz de invitar públicamente a Simón Peres y a Mahmoud Abbas a ir al Vaticano para rezar juntos por el don de la paz. “Ofrezco mi casa en el Vaticano para acoger este encuentro de oración”, dijo el Papa antes de terminar la misa en la plaza del Pesebre de Belén donde -tal vez recordando los testimonios de los refugiados- añadió que si bien construir la paz es difícil “vivir sin paz es un tormento”. Esta invitación ya ha sido aceptada por ambos líderes y, de acuerdo al portavoz de Abbas, se llevaría a cabo en junio.

En esta misma línea, el Sucesor de Pedro, en su discurso ante el Gran Mufti Muhammad Ahmad Husayn, suprema autoridad jurídico-religiosa de Jerusalén y del pueblo árabe musulmán en Palestina, ha exhortado a que “nadie instrumentalice el nombre de Dios para la violencia”. No es la primera vez que un pontífice expresa esto, pero en esta oportunidad ha tenido lugar en Jerusalén, la segunda ciudad más importante para el Islam y recordemos las veces que líderes religiosos islámicos, en diferentes partes del mundo, han usado el nombre de Dios para lanzar fatwas (edictos) contra cristianos y judíos. Y así como ha sido audaz, el papa también ha sabido tender puentes. Él sabe que la paz es un proceso que toma su tiempo y necesita gestos.

Te puede interesar