En el atardecer del domingo 8 de junio de 2014, en los jardines del Vaticano se registró un hecho excepcional: por primera vez en la historia los presidentes de Israel, Simón Peres, y el de Palestina, Mahmud Abbás, se reunieron en el Vaticano con el papa Francisco para realizar una oración por la paz. Estaba también presente el patriarca de Constantinopla, Bartolomé I, y el custodio de Tierra Santa, el franciscano Pierbattista Pizzaballa
El papa, que fue el artífice de esta celebración, expresó el deseo de que el encuentro de oración fuese el comienzo de un camino nuevo en busca de lo que une, para superar lo que divide e instó a derribar los muros de la enemistad y tomar el camino del diálogo.
Tras la invocación por la paz, realizada por parte de representantes de las tres religiones reunidas en el Vaticano -judía, católica y musulmana- tomó la palabra en primer lugar el papa . En su discurso, pronunciado en italiano, recordó entre otras muchas cosas que los hijos están cansados y agotados por los conflictos y con ganas de llegar a los albores de la paz, sin olvidar a cuantos han caído victimas inocentes de la guerra y de la violencia, y pidió que su memoria otorgue las fuerzas necesarias para perseverar en el diálogo a toda costa y la perseverancia para tejer día tras día el entramado cada vez más robusto de una convivencia respetuosa y pacífica.
Por su parte, Simón Peres instó a luchar con todas las fuerzas para conseguir la paz, aunque ello requiera sacrificios y compromisos, y expresó el deseo de que la verdadera paz puede convertirse en nuestra herencia más importante. Está en nuestras manos llevar la paz a nuestros hijos. Este es nuestro deber, la santa misión de los padres, el mejor legado.
Abbás intervino después del papa y de Peres, ante quienes formuló su deseo de que Palestina y Jerusalén (en particular) sean una tierra segura para todos los creyentes, y un lugar de oración y veneración para los seguidores de las tres religiones monoteístas.
El encuentro concluyó con otro gesto simbólico: entre el papa, Peres y Abbas plantaron un pequeño árbol de olivo como expresión del deseo de paz entre el pueblo palestino e israelí.
