Estamos al inicio de la nueva legislatura tras otras elecciones, que quizás no sean las últimas porque los políticos siguen debatiendo cómo, cuándo formar gobierno y con quién. Muchas declaraciones hacen pensar al ciudadano que "viven en otro mundo", salvo algunas excepciones cómo que hay que evitar el problema de la pensiones (supongo que para reducirlas más), reducir el paro, pero del resto importante para el ciudadano poquísimo. No es totalmente cierto. Hablan de que hay que hacer recortes (a los de siempre sin citarlos) y más después de que la Comisión Europea exija el cumplimiento del déficit, anunciando la necesidad de recortes del sector público y pensiones, y criticando la rebaja de impuestos realizada.
¿No es bueno que el sector público y privado sean competitivos? Proclaman que crearán puestos de trabajo, cosa difícil cuando la Administración española tiene un déficit superior al PIB, no fluye el dinero de las entidades financieras, se anuncia una subida del impuesto de sociedades (supondrá 6.000 millones de euros) y tenemos la energía más cara de Europa. Cada año más cara y sin un Plan Energético; con una política lastrada por Lemóniz (que trajo la moratoria nuclear aprobada por en el año 1984 aún vigente); con la reducción drástica de las primas a las renovables en 2015, lo que ha supuesto que repercuta directamente en el consumidor, aunque anteriormente lo pagamos vía impuestos. Ahora el precio es variable por hora según determinadas circunstancias. He elegido el precio medio de tres eléctricas importantes en España: Precio del kilovatio/hora (kWh) para domésticos: 0,12980 euros/kWh, 0,13907 euros/kWh, 0,14755 euros/kWh. Y el precio del kWh para profesionales y grandes hogares: 0,14315 euros/kWh, 0.14499 euros/kWh, 0.15970 euros/kWh.
Curiosamente los euros sólo reconocen céntimos y aquí se llega a las cienmilésimas lo que hace que estemos hablando de que al multiplicar por el consumo lo pagado sea superior en varios euros que si sólo empleasen céntimos, ¿por qué siempre se utilizan más?. Pasó lo mismo con el mal llamado céntimo sanitario en los productos derivados del petróleo. Vamos a seguir con una política cortoplacista que no permite que nuestras empresas sean competitivas, en especial las PYMES y el pequeño comercio, generadores de empleo.
