Opinión

Democracia, 
no asimetría

La simetría es la correspondencia exacta en forma, tamaño y posición de las partes de un todo. De forma más sencilla, es la igualdad de dos objetos respecto del llamado "eje simétrico". Tanto en el Universo cómo en la Tierra encontramos la asimetría por todas partes, convirtiéndose la búsqueda de la simetría es una constante desde la antigüedad, cuando para tenerla decía Herodoto que era precisa "la democracia, que conduce al más bello nombre que existe: igualdad", y que aún después de más de 2.400 años se tuvo que plasmar en la Declaración de Derechos Humanos el 10 de diciembre de 1948, cuyo Artículo 1 dice: "Todos los seres humanos nacen libres e iguales en dignidad y derechos, y, dotados como están de razón y conciencia, deben comportarse fraternalmente los unos con los otros". Igualdad recogida en la Constitución de 1978, que los constituyentes en la Transición eran conscientes de que "flotaba cómo borrador" la Constitución de 1931, en especial en las demandas autonómicas que tenían sobre su mesa.

Los años han pasado y las desigualdades no se han solucionado. Las diferentes declaraciones, unas claras otras menos, nos devuelven a las asimetrías "histórica, filosófica y ética" que Gramsci expuso en sus "Cuadernos en la cárcel", que traduce a las igualdades atribuidas a Lenin, aunque posiblemente sean de Trotsky, "hegemonía civil = guerra de posición = frente único". Asimetría que estamos viviendo en estos años del siglo XXI en las palabras que escuchamos y leemos de nuestros políticos: renovación, profundización, regeneración, transparencia… Estamos retrocediendo un siglo; los cantos de sirena suenan con otras palabras para los mismos los fines, ¿o no nos suenan frases similares a: "la «monstruosa máquina parasitaria del estado bonapartista en Francia", escritas por Karl Marx? No olvidemos que Aristóteles escribió que hay que "saber acordarse", y sigamos creyendo en lo escrito por Montesquieu: "La democracia debe guardarse de dos excesos: el espíritu de desigualdad, que la conduce a la aristocracia, y el espíritu de igualdad extrema, que la conduce al despotismo". Evitándolos tendremos la democracia de la igualdad y libertad que conduce a una sociedad justa, ética y en paz.

Te puede interesar