Es difícil decir que hemos eliminado lacras sociales, cuando cada semana tenemos en nuestra hermosa y única “piel de toro” asesinatos por violencia de género. Habían descendido un 29% en los últimos 20 años, pero este año 2023 rompe tendencia y, lo que es más inquietante, la de los dos años anteriores; desgraciadamente, la cifra supera las semanas del año: 55. Hay que añadir el número de mujeres encontradas muertas con violencia que se desconoce si fueron sus parejas o alguien que las violó o intentó hacerlo y las asesinó. En la violencia de género tenemos que contar los números de infanticidios cometidos por el que asesinó a su pareja o expareja. Las actuaciones judiciales y de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, así como las autonómicas y locales están logrando esta disminución, pero sigue siendo muy alta. Habrá que tomar otras medidas o darles más medios e información a esos cuerpos para que continúe disminuyendo hasta su desaparición.
Otra lacra muy importante son las 2.307 violaciones que se detectaron en 2023, aumentando el número de las realizadas en lo que se denomina “manadas”, sin que por ello tengamos que olvidar las realizadas por un único hombre. Realmente es otra cifra aterradora que por su cotidianidad casi no nos asombra. Hay que atajarla con todos los recursos posibles. Sé que son limitados, quizás tengamos que recurrir a otras partidas para obtenerlos. No podemos seguir así, somos un país civilizado y democrático, en donde la ley debe respetarse y esos “caníbales”, sean de la nacionalidad que sean, deben ser sancionados conforme a la ley. Aunque los medios de comunicación en muchos casos no dicen la nacionalidad cuando no son españoles, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado sí lo saben. No es xenofobia, incluyo a los españoles. Habrá que comprender por qué lo hacen, qué les impulsa a cometer semejantes barbaridades, solos o en “manadas”. Hay que dedicar recursos humanos y de dinero para conseguir, como mínimo, reducir drásticamente esta lacra.
Es imprescindible hablar de la droga, cada vez más extendida, que está condenando especialmente a nuestra juventud. Se ven drogadictos en las calles y se sabe dónde la obtienen. ¿Difícil de actuar? No lo sé, hay que pensar y trazar un plan estratégico para toda España para ir reduciéndola.
