Opinión

La patria del punk

Menuda se ha montado con la letra de la canción ‘Zorra’. Yo la veo una letra divertida y un tanto punzante

JUEVES, 15 DE FEBRERO

¡Cómo es la vida! Mi generación tuvo que luchar en las barricadas por la libertad de expresión hasta muy pasados los años setenta. Ya conté, al anochecer un redactor de cada periódico tenía que ir a la siniestra oficina donde ejercía un censor de mirada incisiva y escrutadora. Ah, su lápiz rojo iba tachando aquí y allá. Si en el anuncio de una actuación de una artista la foto mostraba sus muslos húmedos, de inmediato el lápiz rojo cubría con meticulosidad las piernas.

Ay, esta sociedad que cada día parece más atolondrada y cobarde, parece encogerse de hombros ante el asomo de una nueva e inquietante censura. Los periódicos no quieren escritores con autocrítica lejanos al pensamiento de los editores.

Menuda se ha montado con la letra de la canción ‘Zorra’ que representará a España en Eurovisión. Yo la veo una letra divertida y un tanto punzante. Mira qué estribillo: “A la que ya no le va mal (zorra, zorra, zorra) / A la que todo le da igual / Lapídame, si ya total / Soy una zorra de postal”. Los periódicos llenan sus páginas con el tema. Los ciudadanos discuten sobre el tema y quizás olvidan las masacres en Palestina.

Pero te cuento. Allá en los ochenta, cuatro chicas de Baracaldo sacaron el tema ‘Me gusta ser una zorra’. Eran tiempos duros en El País Vasco, la violencia callejera crecía. Tiempos de tiro en la nuca, de heroína a mansalva, la calle y los cajeros ardían. Sin duda los autores, Nebulossa, se inspiraron en aquella icónica canción punk. Allá en El País Vasco nacieron las bandas punk más agresivas, como Las Vulpes: “Prefiero masturbarme yo sola en mi cama/ Antes de acostarme con quien me hable del mañana / Prefiero joder con ejecutivos / Que te dan la pasta y luego vas al olvido”.

Tuve la suerte de conocerlas en Madrid. Loles y Lupe durmieron en mi casa de Piamonte 25. En la noche que pasaron allí no cesaron de escuchar a Janis Joplin y Sex Pistols. ¡Cómo es la vida!, les conseguí una actuación en el entroido del 83 en Verín, en la sala Charlot. Fue una de las pocas actuaciones de su corta vida como grupo.

Qué tristeza, Carlos Tena, su descubridor, acaba de fallecer en Cuba. Quizás conozcas aquella fatídica actuación. Tena dirigía el mejor programa de música que hubo en la RTVE, ‘Caja de ritmos’. Por allí pasaban las mejores bandas de rock. Recuerdo bien aquel jodido día, el 23 de abril de 1983. Aquel día no se cortó un pelo Carlos y se atrevió a llevar al programa a Las Vulpes.

¡Qué barbaridad! España pareció estremecerse. Nada más terminar el programa, sonaron los teléfonos: “¡Cómo se atreve usted a llevar esa bazofia!”. Al día siguiente, en la prensa salieron crónicas incendiarias. El diario ABC le dedicó nada menos que la editorial con el título ‘Ya basta’: “Degrada a la sociedad española, subleva al padre de familia, indigna al ciudadano responsable, quebranta la intimidad del hogar, lesiona lo establecido en la Constitución y traspasa los límites de lo tolerable”.

Incluso el fiscal general del estado tomó cartas en el asunto presentando una querella por escarnio público. Les pedían a dos de las integrantes del grupo y a Tena, cinco años de cárcel y diez de inhabilitación. Después de tres años, por fortuna, la causa quedó sobreseída. 

Recuerdo mi conversación con Tena en un local de Malasaña días después del grave incidente. Estaba muy deprimido. Él era de una ideología muy de izquierdas. Me confesó: “Estoy harto de los políticos de este país, tengo amigos en Cuba y me identifico mucho con aquel país. Estoy decidido a irme. Allí hay alegría”. Gran tipo, Carlos, sus largas patillas que yo imité, sus inconfundibles gafas y su trato siempre cálido. Alguna vez fui a su casa y había que entrar con tiento porque esparcidos por todas partes estaban discos y casetes. Así fue. Poco tiempo después, se trasladó a vivir a La Habana. Allí colaboró con el gobierno en temas musicales. 

(Recuerdo aquel Entroido de Verín del 83. Las Vulpes arrollaron. Ocurrió algo divertido. La mayoría de los jóvenes verinenses se disfrazaron de punks. Desde el escenario, ellas estaban felices, no sabían que eran disfraces. Se marcharon convencidas de que habían actuado en la patria del punk).

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