Opinión

El rotundo color verde

MARTES, 28 DE SEPTIEMBRE

Tenía que haber estado allí, pero a veces los astros no están de tu parte o tal vez sea cierto lo que decía Blanco Amor que Ourense es un lugar en que su karma, su pálpito, es como un imán que no te permite abandonarla así como así. Cierto, a los amigos no se les debe fallar ni de muertos.

Te cuento, el jueves por fin, el ayuntamiento de Madrid hizo justicia poética y celebró la vida y las aventuras de dos hijos del barrio de La Elipa que han sido un icono en la historia de este país. Ahora luce una hermosa placa en la Travesía de José Noriega, allá en La Elipa, con esta inscripción: “En estas calles de La Elipa iniciaron sus aventuras musicales Antonio ‘Toño’ Martín y José Casas ‘Risi’, formando parte de los Burning”. Cierto que he escrito algunas veces sobre esta banda mítica llena de ángeles caídos. Seguro hermana, hermano, que has cantado alguna vez “Qué hace una chica como tú en un lugar como este”. Allá en el año 74 del pasado siglo, iniciaron su aventura: “Nací en La Elipa / Las Ventas es mi reino y para tu padre, nena / soy como un mal sueño”.

Cuando yo llegué a Madrid a estudiar periodismo, no era más que un panoli, pero ya llevaba la ilusión de ser un buen letrista de rock. Me di cuenta que tenía que conocer pronto los barrios de Madrid, que entonces eran ciertamente salvajes.

Recuerdo que conocí a Pepe y a Toño en una discoteca del centro de Madrid muy roquera, llamada Alex. Allí estaban los dos en la barra rodeados de chicas guapas. Me acogieron bien y sonrieron cuando me ofrecí a colaborar en sus letras. Eran buenos tiempos, sus temas lideraban las listas de éxito y nunca olvidaré cuando Toño, el cantante, me espetó: “Pues mira, este verso lo quiero hacer canción: ‘Cuando nací / no le gusté al médico / me agarró por los tobillos / y me sostuvo como a un pavo… / Querida mamá, por qué dejaste que me pegara / supe que no me…”. Así que ahí me tienes a la búsqueda de ideas en el lado duro de Madrid.

Nos dejaron un puñado de himnos y un mensaje que es urgente para estos tiempos: “Mueve tus caderas cuando todo vaya mal”

Pero hoy no quiero hablar del lado oscuro ni del malditismo. Leo en los periódicos que en su homenaje estuvo todo el mundo. Penélope, la hija de Toño, no sólo habló en el acto sino que también dio el pregón de las fiestas de La Elipa. Cómo pasa la vida, yo la tuve en mis brazos cuando era bebé mientras la banda actuaba. Toño, el cantante de la voz seductora, chulesca y erótica. Pepe Risi quizás no haya sido un guitarrista técnico pero tenía eso tan olvidado que es la emoción y era capaz de herirte con un riff. Nos dejaron un puñado de himnos y canciones y un mensaje que es urgente también para estos tiempos: “Mueve tus caderas cuando todo vaya mal”. Penélope terminó su breve discurso con un verso enigmático que me cuesta interpretar: “Ellos caminaron para que otros puedan correr”.

2021-10-03 ANGULO INVERSO Ilust

                                                                                                                                  ALBA FERNÁNDEZ

JUEVES, 30 DE SEPTIEMBRE

Te confieso, hermana, hermano lector, una de mis debilidades. Al fin, mi generación creció viendo partidos de fútbol en blanco y negro, y cuando yo estudiaba PREU, colaboraba ya en este periódico. Entrevistaba a los entrenadores al final de los partidos y en alguna ocasión, cuando el periodista no podía ir, me mandaban con el equipo para hacer la crónica del encuentro. Ay, ay, tiempos felices con el entrenador Luis Soria.

Lo cierto es que en mis largos años en Madrid, pertenecí a una peña Atlética de roqueros. Hasta teníamos nuestro equipo de fútbol, “El Búho·, que era un programa de rock a media noche. Locutores, músicos y gente así formábamos el equipo. Jugaba de defensa central un jovencísimo Manolo Tena que le pegaba bien, pero cambió el fútbol por la guitarra. Así que tengo verdadera pasión por este equipo tan peculiar, el Atlético de Madrid. Qué grandes noches en el Calderón con Futre, Arteche, Abelardo… Que no se me vaya la olla, te cuento. El martes 28 jugaba el Atlético para la Copa de Europa en Milán. De siempre, para mí son un rito inesquivable estos partidos. No podía ser de otra manera, tenía que ver el partido por televisión. Créeme que recorrí más de una docena de bares pero, maldita sea, en todos los locales ponían el partido del Real Madrid que se jugaba a la misma hora. Conque iba yo desolado por las calles, cuando una voz amiga me saluda, es el profesor y artista José Monjardín. Algo debió de ver en mí, que me preguntó “¿Pasa algo, Jaime?”. De inmediato le cuento mi pequeña tragedia. Él sonríe con toda su bonhomía y empieza a llamar a sus contactos. Telefonea aquí y allá, hasta que logra saber de un local en que el dueño es forofo del Atlético. Lo voy a nombrar, claro que sí, el restaurante Abadía. De inmediato, el dueño nos hizo sitio y además nos preparó una opípara cena. Es bien cierto lo que canta Sabina en su himno Atlético “Qué manera de sufrir”. Hay que joderse, el Atlético ganó de penalti en el último minuto. Ya de regreso, le contagié mi alegría. Cuando ya nos despedíamos, me invita a su exposición que estos días lucirá aquí en el Liceo. Yo le espeté: “Claro que iré a verla, claro que sí, pero a cambio ahora has de cantar conmigo nuestro himno ‘Aquí me pongo a contar / motivos de un sentimiento / que no se puede explicar / qué manera de aguantar / qué manera de crecer / qué manera de sentir / qué manera de sufrir / qué manera de palmar”.

(Ayer me acerqué al Liceo, José estaba colocando las obras. Vi algunas, me conmovió el colorido, el rotundo color verde, cierta inocencia y un no sé qué de profético).

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