Opinión

China y Hong Khong

Tras varias semanas de protestas y manifestaciones en Hong Kong, los jóvenes estudiantes de la ex colonia británica continúan sus movilizaciones y reclaman elecciones libres y democráticas al gobierno local para 2017. Los líderes de la revolución de los paraguas Incluso han denunciado a Pekin, al gobierno de la todopoderosa China, un presunto soborno de cinco millones de euros al actual jefe del gobierno local por valor por parte de una empresa australiana, sin que quien por el momento se hayan dado explicaciones acerca de la cuestión. Las autoridades chinas, embarcadas como parece en el combate contra la corrupción, más estratégico y formal que real, por obvias razones, tienen una oportunidad magnífica para demostrar la sinceridad de su estrategia. Oportunidad que, sin embargo, no han aprovechado pues el propio presidente chino acaba mantienesu apoyo al jefe del gobierno local en medio de la dura represión con que se está castigando a los estudiantes de la ex colonia inglesa.

Para el presidente chino es fundamental mantener el orden social y la autoridad de la ley, unos conceptos que poco o nada tienen que ver con un Estado de Derecho en el que la existe separación de poderes, reconocimiento de los derechos humanos y control de las actuaciones del poder. Como sabemos, en China ni hay separación de poderes, ni hay reconocimiento de los derechos humanos y menos todavía un sistema efectivo de control y supervisión independientes de las actuaciones del poder ejecutivo.

Las autoridades chinas, tanto el presidente del gigante asiático, como su primer ministro, repiten la doctrina oficial. Se trata de una cuestión interna que debe resolverse internamente sin que se esperen cambios en la política de Pekin hacia Hong Kong. Todos los países deben respetar la soberanía afirman, como si se tal concepto fuera un blindaje para la impunidad, para la corrupción o para la irresponsabilidad.

La verdadera soberanía, sin embargo, es la de la dignidad del ser humano, de la que deriva la soberanía nacional, que en la democracia reside en el pueblo, no en los dirigentes como acontece en el gigante asiático. Por eso el Estado de Derecho, concepto desconocido en China, se basa en la suprema dignidad de la persona, que se yergue omnipotente y todopoderosa frente a los embates del poder, sea público o privado. Y por eso la soberanía nacional tiene sentido cuando se construye a partir de la real soberanía de la dignidad humana. Tiene gracia que el mismo presidente chino haya señalado , justificando la represión policía, que “el Estado de Derecho es fundamental para para la estabilidad a largo plazo de Hong Khong”.

Es verdad que el gobierno chino presentó en el pasado mes de agosto una propuesta para que en 2017 se introduzca en Hong Kong el sufragio universal, pero con matices. En efecto, habrá sufragio universal pero los ciudadanos no podrán nombrar candidatos. Estos deberán ser propuestos por un comité formado por mil doscientos miembros, seleccionados por los de siempre, de manera que por esta fórmula el gobierno chino controlará los candidatos y las elecciones libres serán una quimera. Por si hubiera dudas, el actual presidente chino acaba de confirmar que seguirán la hoja de ruta: sólo se permitirán elecciones restringidas en 2017.

Ojala que la lucha pacífica de los estudiantes de Hong Kong, comprometidos con la democracia y el Estado de Derecho, termine por doblegar a las autoridades y pronto las libertades políticas y los derechos fundamentales brillen por su presencia tanto en Hong Kong como en China. Soñar es gratis y puestos a ello, estos sueños bien valen la pena.

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