El club no estaba en venta, pero tanta fue la insistencia y la presión que se accedió a realizar la ampliación de capital. Solo por un motivo, para que el Grupo Hereda pasase a ser el nuevo dueño del club y desligarlo definitivamente de las dos instituciones.
El precio quedó claro y también cómo pagarlo. 700.000 euros y en una cuenta corriente. Quedó claro. Primero de palabra para realizar los trámites incluído el Consejo Superior de Deporte (CSD). Después oficialmente y por unanimidad en la Asamblea de Accionistas (voto a favor del alcalde incluído). Y quedó claro ante notario la semana pasada antes de hacer el ingreso.
El último día en vez de los 700.000 euros llegaron 170.000 y el resto con una serie de desgloses y argumentos que de antemano ya se sabían y había quedado claro que ni eran ni serían válidos.
“El coche te lo compro, pero en vez de darte el dinero he decidido que te doy una parte y el resto dos relojes y un par de pantalones que valen ese diferencia”. Que valgan esa diferencia ya es discutible, pero es que yo no quiero ni relojes ni pantalones, hemos dicho 700.000 euros. Es más, incluso en el camino se presumió de que “el dinero nunca sería un problema”. Igual el dinero era precisamente el problema.
Si el Grupo Hereda puso 168.000 euros en lo que va de temporada y estaba dispuesto a asumir la deuda del club, el trámite era muy sencillo. 700.000 euros, el 51% del accionariado y una vez en ese punto, poder absoluto para recuperar los 168.000 que ya están reconocidos. ¿Cuál era el problema?
La ampliación de capital no era para hacerse con un club pagando lo menos posible. Se hizo para reforzarlo deportiva, económica y administrativamente. Sin atajos ni engaños. 700.000 euros ¿Están en la cuenta? No.
