El COB está a dos partidos de un ascenso que vale oro para el club, su afición y una ciudad sin nada que se le parezca a esa liga en nivel, profesionalidad y transcendencia. Regresar a una competición en la que están jugando clubes como el Estudiantes y jugadores como Marc Gasol es mucho más que un ascenso deportivo.
Pero se equivocaría el equipo de Guillermo Arenas si piensa en la meta. Pase lo que pase nadie ascenderá este domingo en Pamplona ni un minuto antes de acabar el segundo partido en el Pazo. El COB derrotó al Clavijo porque no dejó de picar piedra en Logroño cuando peor pintaba el partido y porque se remangó en defensa en la vuelta cuando cada punto era un gol. Esa es la única mentalidad válida para derrotar al Navarra.
Por suerte el equipo y la afición han entendido que es imposible ascender sin tener los pies en el suelo. Para ser de Oro es imprescindible asumir que se está en Plata y que solo corriendo, saltando y queriendo más que el rival se ganan los partidos. Para ascender hay que tener permanentemente los pies en el suelo y ahora el COB los tienes. Respetó al Mollet y le mantuvo el pulso de la ilusión al Clavijo.
El único privilegio del COB es jugar el segundo partido en su casa y con una afición que no ha descendido nunca, que es de Oro pase lo que pase en esta eliminatoria.
Es cierto que el cartel de favorito es indiscutible y que con eso debe convivir, pero también lo es que si logra el objetivo el mérito será enorme. En los últimos diez años solo un club ha logrado regresar a la LEB Oro el primer año del descenso y fue precisamente el COB. Nadie más. No hacen falta más explicaciónes para darle valor a lo que está peleando un equipo que han encontrado el camino para confiar en él y, sobre todo, confiar en sí mismo. Ahora, “con todo” a por lo poco que queda.
