Ya me gustaría saber la respuesta a la pregunta que me hacen sin parar los que son del COB de verdad y también los que ahora, como las ratas, saltan del barco porque ven el naufragio cerca. Lo único cierto es que esta historia, que todavía está lejos de terminar, tiene contra la cuerdas al club. Eso es lo grave.
Por culpa de quienes abrieron la puerta y de sus cómplices en el trayecto. Pedro Fernández no entró en el club a punta de pistola, no obligó a nadie. Llegó al Pazo porque el alcalde que le clavó la puñalada al “no ascenso” a la ACB le dio por querer jugar a trilero antes, durante y después de la ampliación de capital. Y sigue jugando. El problema para Jácome es que el COB no es un concierto imaginario de Jennifer López o un rascacielos de Los Simpson. Ningunear al COB en 2015 le costó la cabeza al PSOE y a Ourense en Común y ahora le va a tocar pagar el peaje por una broma sin gracia. Sabía desde hace tiempo que esta aventura ya no tenía más recorrido y jugó a dos bandas dejando audios por la ciudad en los que apuñalaba a unos y a los contrarios a la vez.
Si esta temporada sale mal, él será culpable. Jácome dijo que este era el camino para llevar a Ourense a la ACB y ojalá no cueste la plaza en la LEB Oro.
Culpa suya y de quienes sabiendo la verdad se encargaron de sembrar de mentiras el camino. De quienes se hacen pasar por cobistas sin pisar el Pazo y teniendo información mintieron a diario a aficionados verdaderos que se creyeron cada mensaje. Y no es la primera vez que lo hacen. Anónimos con placa y algún tonto útil que se subió al barco cuándo olfateó la ACB y pasó del COB hasta que volvió a vislumbrar dónde sacar tajada. Sinvergüenzas que han jugado con la ilusión de aficionados de verdad a los que no les importa quien sea el presidente o el que escriba, que lo único que quieren es que su equipo gane e ilusionarse cada verano con los fichajes. Sabían lo que hacían y manipularon a riesgo de cargarse el club. Ahora el que pregunta soy yo: ¿Y ahora qué?
