Opinión

Ahí nació todo

Con la fiesta del Bautismo de Jesús acaban las solemnidades de Navidad. Un tiempo en el que los cristianos tenemos que meditar y sobre todo contemplar los grandes misterios de la fe. Un Misterio que, tras veinte siglos, aún continúa vivo y marcando la vida de los creyentes.

Para cuantos tenemos fe, toda nuestra vida está marcada y debiera estar guiada precisamente por el Bautismo y sus exigencias. Cuando en el Jordán Juan Bautista bautizó a su primo se estrenaba una nueva era, nacía ese nuevo estilo que sólo siguiéndolo seremos capaces de ser coherentes con la fe y en definitiva cumpliremos las Bienaventuranzas. Porque si en algo nos diferenciamos de otros credos, de otras religiones, es precisamente por las exigencias del bautismo y así en esos veinte siglos de cristianismo fundamentales en la vida de la humanidad.

Por otra parte, para muchos, yo diría que para todos los creyentes en Cristo, es la base del verdadero escándalo que estamos dando al mundo. Desde que en el 1054, con Miguel de Cerulario y el Cisma de Oriente, se dividió la Iglesia fundada por Cristo en católicos y ortodoxos, nada más escandaloso que esa división que ni los concilios posteriores trataron de restañar y que el Vaticano II hizo lo imposible como ahora lo está haciendo el papa Francisco.

Entiendo que en el mundo nada hay más lamentable que la división, la ruptura y distanciamiento entre hermanos. Y aun hoy en día parece que algunos, marginando la autoridad del papa, pretenden una división más. Muy triste y lamentable sería y es la serie de divisiones entre los cristianos en todas sus ramas a lo largo de los siglos. Como si cada uno pretendiese hacer una Iglesia a su medida, siendo así que los principios son los mismos para todos los que nos decimos y somos cristianos por el bautismo.

Muy triste la división y todos los años en este mes de enero celebramos la jornada del Ecumenismo. Nunca se podrá decir que los católicos estemos callados en este tema. Y menos en los últimos papas desde que en 1964 san Pablo VI y Athenagoras se levantaron en Jerusalén la excomunión mutua de 1054. Después han seguido esfuerzos por parte de la Iglesia católica y los encuentros de Asís. Nunca podremos criticar a los pontífices católicos, desde el Vaticano II sobre todo, de estar en silencio en este tema en todo un siglo prácticamente. Por su parte, el papa Francisco ha tomado y toma decisiones arriesgadas, pero todo en la búsqueda de fomentar la unidad.

Son numerosas las medidas y los documentos y esfuerzos de Roma para conseguir la unión. ¿Hacen lo mismo los representantes de otros credos? Mas aún: ¿están por la unión los miembros de las demás religiones? Esperemos y confiemos que sí.

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