Opinión

La difícil política nacional

Tal como están las cosas, bien creo que debemos dejar para otra ocasión las comedias y demás divertimentos. Ni Arniches ni Aristófanes, por citar a dos, superan la tragicomedia que está viviendo este país. Cada uno a lo suyo y el pueblo estupefacto observando el panorama.

Los reiterados desencuentros dicen muy poco bueno de nuestra clase política. Incluso “viejas glorias” de la política nacional han tenido que salir al ruedo siendo claros y concisos: Felipe González, Aznar y Guerra, entre otros, han manifestado su clara opinión solicitando, de una manera u otra, más cordura democrática con el catalanismo más reacio.

Porque, según parece, a toda costa el actual presidente del Gobierno desea seguir en la Moncloa, para lo cual da la impresión de que nada le importa la opinión de sus más sensatos antecesores. Y para ello lucha el Gobierno para conseguir una amnistía mayoritariamente rechazada por ese gran sector sensato. Está claro que la amnistía ya pasó y que si la Transición salió adelante fue porque en aquel momento la habilidad de Adolfo Suárez consiguió unir a todos abriendo incluso las puertas de las prisiones. 

Pero los tiempos son distintos y hoy en día lo que pretenden muchos catalanes es precisamente que a través de la amnistía les llegue la independencia. Después de aquellos lamentables hechos coronados en aquel 1 de octubre, ahora, ante la manifiesta debilidad del Gobierno, pretenden volver a la carga. Y lo que es muy lamentable y triste es que después de tantas sesiones judiciales y tantos juicios y flirteos con la Justicia europea vuelva ahora el señor Puigdemont. Luce su carné de parlamentario europeo y se permite la increíble “chulería” de pasear sonriente por Bruselas acompañado de una ministra española. El colmo de la desfachatez y la cara dura. 

Porque habrán de convenir conmigo que el caso del sr. Puigdemont ya ha pasado todos los límites y su lucimiento personal por Bruselas es de todo punto condenable. Como ha sido condenado, al igual que sus compañeros de aquella hazaña. Y parece que la Justicia para Cataluña es otra cosa distinta. Lo de este señor es de todo punto increíble y somos muchos los españoles que estamos esperando que de una vez por todas la Justicia con toda su dureza caiga sobre él y pase, como los compañeros de “hazaña”, por un lugar a buen recaudo.

El tema catalán está cansando a muchos ciudadanos que desean vivir unidos y en paz. ¡Ya está bien! Porque con la unidad se llega lejos, con la división a ninguna parte. Esa pretensión de un sector catalán de, a través de la amnistía, llegar a la independencia carece de futuro. Las concesiones que se le están haciendo al señor Pujol son vergonzosas. Él robó a España y nunca al revés. Seamos sinceros y concluiremos que desde la dictadura Cataluña se ha llevado grandes ventajas y, en el mientras tanto, la familia Pujol Ferrusola campando por sus respetos por toda la geografía con homenajes y aplausos mientras sus emolumentos eran guardados fuera de nuestras fronteras.

Ya es hora de que nuestra democracia ponga a cada uno en su lugar e incluso en la cárcel a algún catalán que se pasa de sus funciones. Porque coincidirán conmigo en que la actitud de algunos, sin olvidarse de Puigdemont, están en una permanente provocación increíble. Y si nadie les para, la cosa irá a más y la amnistía todo lo cubrirá, y el pueblo sufriendo y callado. ¡Esto es lo que hay!

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