Opinión

Hoy es Don Bosco

Celebramos hoy a uno de los santos de mayor trascendencia en la Iglesia: san Juan Bosco. El día de su canonización fue propuesto como patrón de la juventud y en realidad lo es también de otras muchas cosas, como el teatro o las artes gráficas. Es inmenso el influjo de este turinés que tenía tres amores fundamentales: la Virgen, la Eucaristía y el papa. Fue un gran profeta y son muchas sus profecías.

Decía que no hay jóvenes malos, sino jóvenes a los que nadie les ha destacado lo bueno que pueden ser. Descubrir esa bondad es la llave que abre sus corazones, y abrirle a la esperanza es el mensaje que los salesianos siguen comunicando. Había nacido el 16 de agosto de 1815. Muere al amanecer del 31 de enero de 1888, después de cumplir su anhelo, que era la espera del primer cardenal salesiano, don Cagliero, que llegó desde Argentina. A los salesianos que están en torno a su lecho les dice sus últimas palabras: “Haced el bien a todos, el mal a nadie… Decid a mis muchachos que los espero a todos en el Paraíso”. En una Carta de Roma de 1810, dejó un legado que sigue vigente para la educación de los niños y jóvenes de hoy día: “No basta con amar a los jóvenes, es necesario que se sientan amados”.

A la edad de 9 años tuvo un sueño profético que marcó toda su vida: él sería pastor y guía de los niños y jóvenes más necesitados. Tenía pues que estudiar y prepararse bien y, como en casa había muchas dificultades, tuvo que buscar trabajo en un pueblo cercano. Fundó la Familia salesiana y fue el principal promotor de la imprenta. Canonizado por el papa Pío XI, Juan Pablo II le confirió el título de “Padre, Maestro y Amigo de los Jóvenes”. Su primer milagro fue la curación de un niño que no podía mover el brazo. Aquel mismo día también sanó a otro joven pobre de un dedo gangrenado.

En 1860, la Santísima Virgen se aparece a san Juan Bosco y le dice que quiere ser honrada con el título de “Auxiliadora”, y le señala el sitio para que le construya en Turín, Italia, un templo.

En su totalidad, Don Bosco tuvo 159 sueños proféticos. Uno de ellos fue el conocido “sueño de los 9 años”, que marcó su vida para siempre y le inspiró a crear la obra salesiana en todo el mundo. Don Bosco fue el gran impulsor de la devoción y el cariño a María Auxiliadora. Él no comenzó a utilizar el título de “Auxiliadora” hasta que ya habían pasado algunos años de su trabajo.

Es el santo de la alegría y mansedumbre, inspirado en el patrón de la Familia, san Francisco de Sales. Desde el primer joven salesiano, Bartolomé Garelli, hemos sido muchos los que nos honramos con nuestra pertenencia a esa gran familia.

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