Opinión

Importante mes

Sin lugar a dudas, este mes que comenzamos, ya con el otoño, posee unas importantes fechas que nos hacen pensar. Comienza con santa Teresita del Niño Jesús, una monja con un gran mensaje actual. Después el día 3 celebraremos a san Francisco de Borja, duque de Gandía y jesuita que dejó la nobleza para ser religioso con el célebre lema “No serviré a señores que mueran”, tras acompañar hasta Granada el cuerpo sin vida de la reina. Francisco de Borja fue además Francisco de Borja y Aragón,​ y III general de la Compañía de Jesús, IV duque de Gandía, I marqués de Lombay, grande de España y virrey de Cataluña.

Al día siguiente, el 4 de octubre, un santo irrepetible y fuera de serie, uno de los que más han influido en el catolicismo y hoy en día en el pensamiento del actual papa: san Francisco de Asís. Personaje único al que ayudaron muy eficazmente san Antonio de Lisboa y san Buenaventura. En esta pléyade de santos del mes de octubre, el día 15 es la primera doctora de la Iglesia, santa Teresa de Jesús de Ávila. Sin duda, la que programó y reorganizó la vida de las carmelitas descalzas. (¡Gran pena que se hayan ido de Ourense!).

La fe cristiana goza de un sinfín de seguidores que han sido capaces de llegar a santos cumpliendo el mensaje de las Bienaventuranzas. Por eso el próximo día 1 de noviembre se celebra en un solo día la fiesta de Todos los Santos. La cuestión de la santidad es algo a lo que todos los mortales estamos llamados y hay más santos que los que están escritos en el santoral. Muchos más. Son los santos anónimos con un gran cúmulo de virtudes ocultas que desconocemos pero que cuentan ante la mirada de Dios. Tantos y tantos hombres y mujeres que han sembrado sendas de bien, de paz y, en suma, de santidad que debiéramos seguir.

En nuestros pueblos más remotos nos encontramos con hombres y mujeres de toda edad que son un verdadero testimonio de santidad, aun cuando sea un testimonio muy oculto y secreto pero que ellos en particular son capaces de cumplir en silencio, calladamente, los deseos que nacen de su bautismo. Santos ocultos pero grandes santos. Y también con defectos. Don Cesáreo Gil Atrio dejó un hermoso libro sobre los defectos de los santos. ¡Todos tenemos un gran cúmulo de defectos contra los que luchamos!

Por eso la grandeza de la fe cristiana que es capaz de trenzar juncos y mimbres para lograr a un tiempo un rosario para el cielo y un cestillo para nuestro vivir diario. Por esto nuestro criterio tiene que cambiar tantas veces, porque una cosa es la mirada humana y otra bien distinta la que brota de la fe.

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