Opinión

Lloro por ti, Argentina...

Los clásicos nunca pasan de moda, y Cicerón y sus escritos críticos permanecen. Hace días, un magistrado español recogía un texto ciceroniano con una palpitante actualidad. Lo habrán escuchado. Permítanme que yo vuelva, una vez más, a las catilinarias: “Hasta cuando, Catilina, vas a acabar con nuestra paciencia…” En nuestros tiempos jóvenes nos las sabíamos casi de memoria. El magistrado, en su intervención, se refería a España y yo quisiera hacerlo pensando en mi -nuestra- queridísima Argentina. Hemos escuchado infinidad de veces la célebre canción “No llores por mi Argentina” y también recordamos el inolvidable “Cambalache”. En ambas canciones se refleja perfectamente la esencia de los argentinos.

Allí hay de todo. Es un país encantador. Tiene de todo pero, como me decía un porteño: “Hay de todo… pero también argentinos”. Este es el problema y la inestabilidad política lo viene reflejando de una manera clara desde el mandato de Juan Domingo Perón y su mítica Evita. Un sinfín de problemas que crean una terrible inestabilidad. Podemos comprobarlo, sobre todo los gallegos, para quienes aquella nación sureña es “la quinta provincia”. De hecho, a los españoles nos llaman a todos “gallegos”, como hace el papa con el rector mayor salesiano y cardenal Artime. Se repite el populismo y tras la debacle reiterada con los Kirchner vuelve más de lo mismo con Massa y Milei.

Baste que nos tomemos la curiosidad de ver la interminable lista de presidentes que por allí han pasado. Y ahora, en el colmo de la irresponsabilidad, “coronan” una vez más a dos personajes populistas. Esperemos a la segunda vuelta y ver cómo se defienden los argentinos. Porque el gran problema es esa inestabilidad y, digámoslo de frente, les falta ese espíritu de trabajo que, por ejemplo, tienen los alemanes. Les cuesta trabajar como a todo el mundo, pero una nación nunca irá adelante con algaradas callejeras y vibrando de forma increíble por ejemplo solo con el fútbol.

Es increíble la penuria económica que están pasando y cómo se manejan con un constante vaivén económico con una moneda que sube y baja desconcertando a los ciudadanos. En el fondo existe un problema increíble. Y es que de una manera u otra siguen estando utilizados por el peronismo, tras tantos reiterados cambios, muchos de ellos incomprensibles. Si leen la historia de estos dos últimos siglos, puede llegar a presidente uno sin ser peronista, pero durará poco. Incluso la dictadura.

Digámoslo claro: son muy difíciles de gobernar y a la hora de las elecciones a veces salen por “los cerros de Úbeda”, como ahora. Cuando gobernó Macri, que había sido alcalde de Buenos Aires, sus seguidores se hacían ilusiones pero acabaron tirándolo. Y el caso de los Kirchner merece un tomo aparte. Se han hecho millonarios en el sur y la prepotencia y descaro de la célebre viuda Cristina, con los tribunales por medio, que estamos viendo cómo acaba. Terrible realidad que pagan lamentablemente los ciudadanos con tantas restricciones e incluso hambre.

Muchos nos preguntamos ¿qué simiente plantó el peronismo que perdura tantas décadas? Él y su mítica Evita que tenía una inmensa habilidad para manejar al pueblo. Veamos ahora en qué acaba la segunda vuelta de las elecciones y cuánto dura la persona que gane. Parece que la juventud, incomprensiblemente, vota a la extrema derecha ya sea por el hartazgo de tanas situaciones pasadas o simplemente por probar con el cambio. Un riesgo que sin duda pagará el precio del dinero, cada vez más insignificante, y de ahí el deseo de imponer el dólar.

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