Opinión

Portugal y el partido socialista

Siguiendo con el tema del pasado jueves y el esquema que daba el profesor Marcelo Rebelo de Sousa, la consecuencia del "caso Sócrates" es doble. Y lo están sufriendo tanto el país como el mismo partido socialista portugués. La conmoción y división ciudadana es grande y, lo que es grave, ve incomprensible que algunos, de la noche a la mañana, eleven sus fortunas. De un sueldo normal es difícil hacer grandes fortunas. Grave porque ya son muchos los portugueses que lo pasan mal y ven difícil llegar a fin de mes. Ya hay hambre en varios sectores obligados a emigrar. Lisa y llanamente como fruto de la corrupción.

Si lo anterior es gravísimo más lo es el desprestigio de la clase política y, en definitiva, de la democracia. Momento para que los nostálgicos del salazarismo manifiesten públicamente su descontento: "Salazar en tantos años murió sin dejar escudos y a sus familiares hubo que cuidarlos ya que estaban en la miseria", decían. Esta es la primera consecuencia de lo ocurrido con el ex primer ministro. El desconcierto en la sociedad que duda a quien conceder su voto. Y estando a la vuelta de la esquina las elecciones generales y las presidenciales la cosa se complica. En todos los partidos pero sobre todo en la formación socialista.

Ante la situación económica del país, que ha pasado por el célebre rescate y las torturas de la troika, lo que más necesita la nación es la unidad tanto en el partido en el gobierno como en el de la oposición. Nunca puede ir un país bien cuando unos y los otros se deshacen en luchas intestinas y el problema es el de la unidad marginando problemas reales del país y gastando energías en protagonismo y en tapar flancos abiertos. El valor y el prestigio partidista cae por los suelos. Falta altruismo, contenidos e ideas para afrontar los problemas reales olvidando acomodos propios. En este sentido, soplan malos vientos para los políticos portugueses y ahora sobre todo para el socialista, cuando en realidad si hubiese estado unido y exento de tantos jaleos y corrupciones le hubiese sido relativamente fácil vencer al desgastado partido del PSD de Passos Coelho.

El partido salió dividido de las primarias y ahora los ganadores son precisamente los relacionados con el ex primer ministro. Por mucho que Antonio Costa, nuevo secretario general y alcalde con mayoría absoluta en Lisboa, pretenda taponar vías de agua, el barco va a la deriva y sin rumbo. Lo cual en buena lid, y de no surgir nada raro, va a beneficiar en varios sentidos a sus adversarios que en este caso va a ser el PSD, ya que tanto comunistas como Bloco de Esquerdas tampoco gozan de situación boyante. La pretensión de Costa de movilizar a los socialistas para pedir ante el tribunal la libertad de Sócrates hubiese sido nefasta.

Y esto tanto para las legislativas como para las presidenciales. Bien creemos que el posible candidato socialista al palacio de Belêm, Antonio Guterres, hombre honrado y sensato, va a rechazar el ofrecimiento. Máxime teniendo la perspectiva de ser secretario general de la ONU. El caso Sócrates tal vez haya sido la puntilla definitiva para descartarse para candidato a la presidencia de la República poniéndoselo más fácil para los candidatos de la derecha. Eso opino.

El PSD perdió la alcaldía de Lisboa por una incomprensible postura del entonces secretario Marques Mendes, que cambió al alcalde, Carmona. Así facilitó alcaldías socialistas seguidas como las de Joâo Soares y Antonio Costa. Es de esperar la sensatez de los actuales dirigentes de la derecha a la hora de elegir candidatos tanto para Sâo Bento como para Belêm, para evitar viejos errores y sin caprichos e inútiles protagonismos.

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