Opinión

Un año que se fue...

Si lo prefieren vamos al tópico “colorín, colorado, este año se ha acabado”. Y tristemente un año para olvidar porque, pasada la pandemia célebre, nos hemos encontrado con otra peor, que son las interminables guerras. Un triste panorama el de un año en el que, tenemos que reconocerlo, ha habido más penas que glorias. Hemos perdido a muchos conocidos y también a muchos amigos sacerdotes y seglares.

El mundo se ha quedado un poco más vacío. Me he tomado la libertad de ver la lista de fallecidos y aquí les dejo un reducido número de los más famosos. Anoten algunos. Yo personalmente citaría al antiguo párroco de Soutomel, un verdadero santo con una humildad y fe contagiosa. Al final don Ángel murió como canónigo emérito.

Pero anoten en el mundo seglar. Para empezar, no logro olvidar en Ourense a Tito Zorelle que fue mi director en el Colegio P. Feijóo-Zorelle. En una de mis visitas a Ourense disfruté con él una cena en los alrededores de la ciudad. Su esposa Angelita y sus hijas siguen llorando tan grande pérdida.

Y ahora déjenme que les haga una lista de personas de todos conocidas y que nos han dejado: Carmen Sevilla y Concha Velasco, J. Mª Carrascal, Pepe Domingo Castaño, María Giménez, Marta Chavarri, María Teresa Campos, Federico Martín Bahamontes, Francisco Ibáñez -el creador de Mortadelo y Filemón-, Berlusconi, Antonio Gala, Sánchez Dragó, Pedro Solbes, Laura Valenzuela, Sergi Schaff -de “Saber y ganar”-, Amancio, Raquel Welch, Paco Rabanne, Gina Lollobrigida, Nicolás Redondo, Miguel Ángel Gozalo, Antonio Burgos… Permítanme que acabe aquí la lista que se haría interminable si damos un salto al Atlántico. Actores, actrices, personajes de la cultura, la ciencia, el arte, el cine o la canción. La muerte llega para todos.

Esperemos que las generaciones venideras sean capaces de emular tanto como muchos de estos personajes han llevado a cabo. Para ello, los votos que todos hacemos para que el cambio climático y las guerras, entre otros avatares, sean benévolos con esta humanidad que es un juguete enfermo en manos de algunos irresponsables, ya sean políticos o científicos, que se pasan el año gastando grandes cantidades en viajes de aquí para allá y en reuniones acá y acullá, para conseguir, en verdad, muy poco para esta humanidad dolida. Por eso, desde el umbral de un nuevo año, el deseo nunca puede ser otro más que la paz, el diálogo y el entendimiento y recordar a todos que al fin del mundo estaremos reunidos, pero es muy difícil que estemos unidos… 

Mi petición es clara, sobre todo para la clase politica. Por bien de todos, eviten reyertas inútiles y confrontaciones estériles. Ya llevamos años en una lucha interminable con unos finales desesperantes. Muy triste realidad, pero tanto aquí como fuera la corrupción aumenta y los desacuerdos nunca se acaban, mientras el hambre continúa, las muertes y la enfermedad siguen y este juguete llamado mundo es un cacharro que nadie entiende. Esperemos un año mejor.

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