Opinión

¿Una nueva comedia?

Me pregunto si los jóvenes de hoy ven alguna vez los debates parlamentarios y cuál será su opinión sobre la clase política. Dudo muchas veces que esa interpretación sea positiva o a lo sumo que les impacte positivamente. Lo dudo. Parece una nueva comedia.

Porque en realidad muchos de los debates parlamentarios entiendo que son una gran pérdida de tiempo. Me pregunto que si levantasen la cabeza algunos de nuestros antiguos políticos lo juzgarían positivo. Hemos llegado a un momento en el que existen algunos que son verdaderos depredadores de la lengua de Cervantes. Hay hoy en día algunos que se sientan en la Carrera de San Jerónimo y dan a veces la impresión de que cultura, muy poca y de conocimientos históricos ni hablemos. Esa es la triste realidad actual de nuestro Parlamento. Olvidemos a Emilio Castelar o más actualmente a Tierno Galván o a Julio Anguita, llamado el “califa de Córdoba”, entre otros, pero al menos nos preguntamos si han pisado alguna vez algunos las aulas de la universidad. Más aún, si han llegado a superar la enseñanza primaria y secundaria. 

Me consta que algunos, una vez llegados al Parlamento, lo han dejado por falta de nivel. Más de uno nunca ha cursado ninguna carrera universitaria e incluso nunca han superado las pruebas de acceso. Muy triste. Falta que alguien se tome la molestia de ver los curriculum académicos de algunos que poseen el acta de diputados o senadores. E incluso que averigüen la profesión que han tenido antes de llegar a su escaño y cómo han llegado a él.

Como es lógico, debemos respetar a todos los ciudadanos ya sean intelectuales o se dediquen a barrer una calle. Todos son ciudadanos a los que hay que respetar siempre, sean lo que fueren. Aún más, conozco a muchos paisanos de pueblo que apenas saben escribir pero que poseen un gran sentido común incluso para la politica. Pero habremos de reconocer que cada uno vale en la vida cotidiana para una cosa. Y nunca todos sirven para todo.

Pues bien volvemos a las urnas nuevamente, que parece que ahora es una moda repetida muy frecuentemente. Y volveremos a oír discursos vacíos, palabras huecas y sin contenido y cada vez menos ideas nuevas que en realidad interesen al pueblo que los va a elegir. Al margen de que algunos son unos perfectos desconocidos para el pueblo en general, observamos que de la noche a la mañana se presentan de una manera ostentosa saludando a diestro y siniestro mientras escuchan poco a muy poco. En esto, los partidos debieran ser muy cautos y seleccionar la valía de los candidatos a todos los niveles. Porque dan la impresión (y quisiéramos que fuese una mera y falsa impresión) de que lo que a algunos les interesa es la nómina que van a recibir y el rango social que van a ostentar. Y es así como después surgen tantas y tan variadas corrupciones.

Y un último apunte es precisamente la falta de moral. Hay que ver cómo se agarra al poder más de uno y que después, si caen del mismo, entran en el sector de “cabreados” sin importarles incluso atacar a la formación política que les aupó a su escaño. Es bueno aquel refrán: “Aceptando una cartera, el político don Luis dice hacer un sacrificio; sí, ¡el del país!”. Es la realidad pura y dura a tener en cuenta una vez más ante las elecciones. Por eso, y más que nunca, los partidos deben saber seleccionar a los candidatos y los votantes, la papeleta elegida. El problema es muy serio y debiéramos todos tenerlo en cuenta. 

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