En La Región del pasado día 11, apareció en primera plana el siguiente titular: "Cáritas desvela que cada año más personas no logran dejar la pobreza". En una amplia información de la dirección de Cáritas, al frente de la que está Ángel Feijóo, aporta abundantes datos estadísticos diciéndonos que el perfil de los necesitados está entre la edad de 16 y 64 años, una edad muy temprana y esa antagónica edad madura.
En los datos que nos ha aportado Cáritas, resulta que el 38 por ciento de los usuarios lleva más de tres años haciendo uso de las ayudas. En el artículo publicado en La Región (11-06-2014) de la autoría del director de Cáritas, nos manifiesta que "no podemos permanecer callados ante la necesidad de tantas personas que 'viven' a nuestro lado", magnífico mensaje, a lo que yo añado que viven físicamente pero no anímicamente.
Quien estas líneas escribe ya está acostumbrado a leer las noticias negativas que, como tormenta despiadada, se producen reiteradamente por lo que a Ourense respecta. El informe de Cáritas no es excluyente sino que con diafanidad nos está aclarando lo que sucede en Ourense sin el antifaz.
Según lo aparecido en la prensa, en las aportaciones económicas para el sostenimiento de Cáritas-Ourense, figura el capítulo de "socios", sin que se mencione la cuantía mínima. Podemos ser socios de una entidad deportiva, de un partido político, de una sociedad cultural, por ejemplo, sin que esta opinión sea excluyente, ser socio de una organización con finalidad humana "amarás al prójimo como a ti mismo", forma parte preeminente. Y tal vez no esté de más recordar que nuestro querido Ourense figure en la cola de España en cuanto a modus vivendi. Viejo es el refrán que dice "el que no llora no mama". Lo que no hicieron nuestros políticos lo está haciendo ahora Cáritas con los ourensanos. Singular antagonismo: Cáritas grande y Ourense pobre. ¿Por qué? Yo, de momento, sin querer aparentar lo de hombre bueno, me acabo de hacer socio de Cáritas.
