Opinión

Por pelotas

Nada más admirable que sentir la pasión por las pequeñas cosas porque son las que te facilitan el camino a la verdadera felicidad anhelada.

Uno imagina un país imaginario, a 40º, con millones de personas atrapados detrás de un televisor, sin cesar de servirse cañas y patatas fritas como si la vida les fuera en ese momento soberano, de parálisis. El fútbol lo es todo amigos, qué les voy a contar. Me entusiasman los literatos del balón -la intelectualidad pretendidad era eso-, aquellos seres capaces de describir el entusiasmo de un encuentro mundialista entre países que casi no tienen ni liga e imaginar dicho enfrentamiento como si fuera un encuentro en plenitud entre Zeus y Venus, que tiene que ser algo bien infrecuente.

El fútbol es un fenómeno in crescendo, planetario, al que ya no se le pueden poner peros, salvo cuando llega la frustración, cuando todo se predispone a que tu equipo gane y te dan un baño de muy señor mío, algo terrible, entonces la peña camina esquiva, cabizbaja, más o menos como cuando a este país se le predispuso a que el olimpismo sería nuevamente nuestro y nos llevamos un chasco noventayochista.

El fútbol es importante, lo que más, tanto como para que se paralice todo, y la programación de todas las cadenas te retransmitan con fervor un imprescindible Irán-Nigeria, que remató en empate a cero, dejando la caña y las patatas casi inmunes. La idea del fútbol como opio del pueblo es cosa antigua, ahora es lo más parecido a la imagen de Moisés mostrando al pueblo las tablas de la ley. A los niños había que curtirlos en un forofismo aún mayor para que nadie se atreva a poner en duda el orden de las cosas; léase el criterio del balón. Es más, la inviolabilidad de la figura del Rey que ahora se debate para el día después de la abdicación, aquella que le hará inmune a la justicia como hasta ahora, la que le ha impedido enfrentarse a varias causas de paternidad en ejercicio entregado de su profesión, habría que hacerla extensiva a estos otros héroes que nos llenan de felicidad tanto tiempo. Seguro que si se lo proponen tendría un mayoritario respaldo parlamentario, y además, en caso de que nos salieran zotes, lo suyo es el balón.

Te puede interesar