Actualmente se contabilizan en España más de 350 puertos deportivos que albergan doce mil amarres, según los datos facilitados por la Federación Española de Asociaciones de Puertos Deportivos y Turísticos (FEADPT). La Península Ibérica cuenta con más de 8.000 kilómetros de costas, además de un importante número de cauces fluviales navegables, lo que permite el desarrollo de importantes actividades tanto pesqueras como náuticas y de ocio. Según el último informe aportado por FEADPT, en España existen 436 instalaciones náuticas o concesiones en la que se incluyen 58 fondeaderos, una marina seca, además de 355 puertos deportivos. Anualmente, los puertos deportivos generan unos ingresos directos valorados aproximadamente en unos 500 millones de euros, a los que se suma los beneficios generados por las actividades comerciales desarrolladas en su entorno.
Existen cinco tipos de instalaciones: fondeaderos, dársenas, puertos interiores, puertos marítimos y marina seca. El fondeadero es una zona considerada como natural o protegida por espigones artificiales. Las dársenas son instalaciones situadas dentro de los puertos en cohabitación con otras. El puerto o marina interior está construido en terreno ganado al mar, sobresaliendo de la costa y adentrándose en el agua. También se incluye en esta categoría todas aquellas instalaciones situadas en las rías y en el cauce de los ríos como acontece con las instalaciones deportivas situadas en Castrelo de Miño, Ribela, Santo Estevo de Ribas do Sil y Doade, estas dos últimas ubicadas en pleno Canón do Sil, en la Ribeira Sacra. Por último, el puerto marítimo es una instalación asentada en la línea de costa protegida, en la mayoría de los casos, por espigones que forman la bocana del puerto. Anexo a esta instalación se sitúa la considerada como marina seca, constituida por una plaza o explanada frente al mar en la que se sitúan aquellas embarcaciones o hangares destinada al mantenimiento y reparación de las naves.
La gestión de los puertos es asumida por cada comunidad autónoma bajo la responsabilidad de las pertinentes autoridades portuarias, o bien, cuando se trate de una entidad privada, bajo el amparo de una sociedad anónima o en base a los estatutos de un club náutico autorizado. En la actualidad la popularidad del deporte náutico se ve frenada por la crisis económica, que ha provocado un notable descenso en el número de matriculaciones de embarcaciones a lo que se suma el incremento del odiado IVA, lo que da al traste con los esfuerzos de los empresarios del sector que luchan denodadamente por mantener a flote esta importante industria.
