Opinión

Las bodas del alcalde

A partir de ahora, las bodas que organice el Concello de Ourense serán “oficiadas”  por el alcalde. No hay más que hablar. La cuestión es que el rector municipal, Gonzalo Pérez Jácome, ha determinado que se rechace cualquier petición de que los matrimonios civiles no se realicen exclusivamente por el propio alcalde. Esa es la historia de nuestro responsable del Ayuntamiento.

Hasta ahora, estas ceremonias eran oficiadas por cualquier edil. Tan solo hay que acudir a la Ley 35/1994, de 23 de diciembre, de modificación del Código Civil en materia de autorización del matrimonio civil por los alcaldes. Es por ello que ningún regidor puede cambiar el desarrollo de boda civil. Basta aludir a lo que contiene dicha ley: “De acuerdo con lo establecido en el artículo 51 del Código Civil, es competente para autorizar el matrimonio en forma civil el juez encargado del Registro y, en los municipios en los que no resida dicho juez, una vez instruido el expediente, el matrimonio podrá ser autorizado por el alcalde del término municipal respectivo o, en su caso, por el delegado designado reglamentariamente”. 

Según narró La Región, “Jácome había denunciado una ‘mafia’ dirigida por una funcionaria que había provocado que el concejal Pepe Araújo llegase a oficiar la mitad de las bodas”, lo cual para él era una anomalía estadística. Entonces, removieron a esa funcionaria y colocaron a otro para, según él, desmantelar dicha “mafia”. Dicho de otra manera, el alcalde no puede modificar lo que consta en dicha ley, que dice textualmente: “Además, esta extensión a todos los alcaldes de la facultad para autorizar matrimonios civiles refuerza también el principio democrático, al otorgar a un representante popular, conocido normalmente por los vecinos del municipio, la posibilidad de realizar esta función, de notoria relevancia social”.

Quiere ello decir que cualquier edil, como sucede en el resto de las ciudades españolas, por “delegación del alcalde” está legitimado a ejercer enlaces matrimoniales. No dice nada sobre que el regidor municipal exima de que un funcionario o, en su caso, concejal ejerza esta función: “El Alcalde del municipio donde se celebre el matrimonio o concejal en quien éste delegue”, por mucho que Jácome, como él mismo ha reconocido en un medio de comunicación, haya prohibido que el resto de concejales pueda oficiar bodas en “su intento de convertir la ciudad en Las Vegas con unas ceremonias más amenas”; y añade: “Estamos haciendo las bodas de Ourense más amenas que nadie, queremos hacer un distintivo que algunos concejales de la oposición no están a la altura”.

El alcalde quiere monopolizar el rito de estas ceremonias, de ahí que adopte dicha postura que, para el PSOE, “es una dictadura” y el BNG no da crédito a lo que está sucediendo en el Concello de Ourense.

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