Opinión

Código de conducta real

Apartir del 1 de enero estará operativo el código de conducta de la Casa del Rey, por el cual “los trabajadores y altos cargos de la Casa del Rey habrán de actuar con austeridad, ejemplaridad y honradez y deberán abstenerse de intervenir en negocios financieros o jurídicos que supongan un conflicto de intereses con sus obligaciones”. En concreto, establece que todo el personal que presta servicios en dicha institución deberá desempeñar sus obligaciones de manera ejemplar, y que deberá practicar asimismo "el cumplimiento de las obligaciones que, como ciudadano, le exigen las leyes".

En el mismo código se especifica que tanto la alta dirección como el personal adscrito a las distintas áreas de trabajo, están obligados a evitar conductas "que puedan afectar negativamente a la imagen y prestigio de la Casa". Algunos estarán pensando en Iñaki Urdangarin, ahora que se reactiva el proceso judicial.

También se establece que ningún trabajador o alto cargo podrá prevalerse de su condición para "obtener alguna ventaja o aceptar trato de favor o situación que implique privilegio o ventaja injustificada", y prohíbe asimismo recibir "cualquier regalo, favor o servicio en condiciones ventajosas que vaya más allá de los usos habituales, sociales y de cortesía". Esto último es lo mismo que se especifica en la Ley de Transparencia, Acceso a la Información Pública y Buen Gobierno.

No cabe duda de que los nuevos inquilinos de la Casa Rea española han tomado buena nota de cómo están funcionando las cosas en este país llamado España y para evitar males mayores, se suman a la conciencia de Estado en cuanto a actuar con transparencia, moralidad y ética.

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