Opinión

El acompañante

Finalmente se desveló la duda, PSOE y Junts ya decidieron la identidad del misterioso personaje que va a rubricar los acuerdos entre ambas formaciones políticas: se trata del diplomático salvadoreño Francisco Galindo Vélez (San Salvador, 1955), quien “coordinará el mecanismo internacional que forma parte del acuerdo político” o, lo que es lo mismo, articulará el mecanismo de “acompañamiento, verificación y seguimiento”.

Félix Bolaños, a la sazón ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, defendió que las conversaciones entre ambos partidos se espera que se desarrollen en Suiza con la presencia de un “acompañante”, y que se realicen “con discreción y, cuando haya acuerdo se hará pública hasta la última coma”. Comas, puntos y puntos y comas, pues de lo que se trata es de que prevalezca la verdadera transparencia… o lo que se tercie, y que siempre predomine la verdad, antes que cualquier otra aseveración.

La figura del “acompañante” es para garantizar que se facilite el diálogo: “Seremos discretos en las conversaciones; cuando deseemos dar información concreta sobre los detalles, se facilitará y, en todo caso, cuando haya algún acuerdo se hará público con total transparencia, como ha ocurrido hasta la fecha”. Discreción, información concreta, transparencia… En cualquier caso, todo ello es para establecer “la mejor garantía de que lleguen a acuerdos.

El “verificador internacional”, en palabras del presidente del Gobierno, es para salvar la “extraordinaria desconfianza” que existe entre el PSOE y los partidos independentistas. Menos mal, porque no se fían los unos de los otros. En 2019, Carmen Calvo, en aquel momento vicepresidenta del Gobierno, bautizó como “relator” la figura que ahora Félix Bolaños, su sucesor al frente del Ministerio de la Presidencia, definió como un “acompañante”. Sea lo que sea, se trata en realidad de un intermediario que va a procurar que PSOE y Junts no se tiren los trastos a la cabeza, como se dice vulgarmente cuando ambas fuerzas políticas tienen que aprobar todos los requisitos que preceden la famosa amnistía.

En la sede del PP se puso de relieve que la primera sesión de control que tengan la oportunidad de celebrar en el Congreso reclamarán “información, transparencia, saber de qué se está hablando, qué es lo que tiene que dar el visto bueno un señor de El Salvador que, con todo respeto, dudamos mucho que conozca algo de España”. Por supuesto, luz y taquígrafos. No es para menos.

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