Opinión

El tendedero nacional

 

La presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, ha tenido que recordar -o más bien explicar- a diputados de Unidos Podemos que el hemiciclo “no es un tendedero, es la representación de todos los españoles". Una obviedad. Bueno, una obviedad para aquellos que entienden cómo funciona el sistema institucional político. Quien no lo entienda así, entonces lo mejor es que, si ostenta el ejercicio de ese cargo, cómodamente sentado en un escaño del Palacio de la Carrera de San Jerónimo, renuncie públicamente porque no comprende las reglas del juego. Un juego, por cierto, muy serio.

El origen de esta “amonestación verbal” por parte de la titular de la Cámara baja fue, como estarán informados, que coincidiendo con el Día Mundial del Agua dichos parlamentarios vistieron camisetas reivindicativas con el lema "Agua pública 100 por cien", y algunos de ellos las han colocado en los escaños, de ahí lo de simular el tendedero.

Es más, la presidenta del Congreso incluso acudió al diccionario de la lengua para definir el significado de tendedero y luego subrayó que había que “tener respeto a la institución y a este hemiciclo". Lo lamentable es que los diputados de dicha formación política protagonizan un día sí y otro también, escenas nada adecuadas al decoro parlamentario. Forma parte de su estrategia política. Mejor montar el pollo, parafraseando a su icónico líder, que comportarse de acuerdo con las prácticas sociales que requieren buenas formas y mejor educación.

Expresiones como "me la suda, me la pela y me la bufa" han quedado registradas en el diario de sesiones como parte de un sainete hasta ahora inédito en ese espacio parlamentario. Según Podemos, se trata de llevar a la Cámara expresiones que utiliza la gente en la calle. La cuestión es que el Congreso de los Diputados no es la vía pública donde se puede tomar una caña, comer pipas y vestir como en un garito de playa.

Por eso no es de extrañar que la Mesa de la Cámara se llegase a plantear apercibir al mencionado grupo político que tiene en Cañamero el exponente del circo parlamentario. Nos imaginamos qué pasaría si en lugar de Ana Pastor, presidiese José Bono, promotor de una circular que regulaba las pautas de vestimenta en la Cámara y que le llevó a protagonizar una sonada discusión con su compañero de partido Miguel San Sebastián por no llevar corbata en un pleno.

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