Opinión

Protocolo es más

Nuestro ministro en funciones de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, vertió unas declaraciones el otro día en una entrevista televisiva donde cuestionaba la importancia del protocolo entendido éste como una disciplina ceremonial que se sustenta en la aplicación de normas, usos y costumbres. En concreto, cuando le comentaron que el protocolo sirve para ayudar en los actos a saber qué hacer, a saber relacionarse… el ministro, contesta que “eso es la diplomacia, el protocolo es saber dónde te sientas”. Todo surgió cuando el propio representante del Gobierno había afirmado que “la diferencia entre un grupo terrorista y los de protocolo es que con el grupo terrorista se puede negociar y con los de protocolo no”. Unas declaraciones totalmente desafortunadas y una comparación inadecuada en los momentos actuales.

Pues bien, esta opinión fue de inmediato contestada por la Asociación Española de Protocolo (AEP): “El protocolo, y usted lo sabe, es la cara amable de un evento duro, fácil o difícil”, y añade luego que “dichas palabras han herido la sensibilidad de muchos de nuestros profesionales. Más aún cuando vienen de la máxima representación de la Diplomacia de España”. Y continúa: “El protocolo es un componente del mundo civilizado que sirve para graduar y matizar adecuadamente las relaciones de los individuos. No nos gustaría que nuestra profesión se sintiera en ningún momento infravalorada”.

Afortunadamente, el ministro fue raudo -e inteligente- y a las pocas horas envió a la AEP una carta en la que pide disculpas por sus manifestaciones: “Nunca fue mi intención-subraya- la de ofender a un sector esencial para la relación entre las personas e instituciones”, y lamentó profundamente sus declaraciones y sobre todo el haber “irritado” a un colectivo, y que todo fue inesperado e involuntario.

Ciertamente, un alto representante público tiene que medir mucho lo que dice, porque por lo general lo que dice suele tener impacto mediático de alcance y el mensaje llega a distintas audiencias y cada cual lo metaboliza subjetivamente. Por ello le recomendamos, en esta efemérides cervantina, lo que Don Quijote le decía a Sancho: “Enfrenta la lengua; considera y rumia las palabras antes que te salgan de la boca”.

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