En repetidas ocasiones nos hemos hecho eco respecto al uso de la bandera. Nos estamos refiriendo a la bandera de la autonomía catalana, conocida como la “senyera”. Pues bien, el caso es que la Generalitat únicamente utiliza dicha enseña. Pero no se trata de un hecho aislado, sino que es reiterativo, a pesar de que constantemente se le está exigiendo que además de la bandera de Cataluña, es obligatorio también ubicar la de España.
La única situación en la que aparecen ambas es cuando comparece en un acto oficial el presidente del Gobierno, por eso de justificar ambas banderas, teniendo en cuenta que como el jefe del Ejecutivo “se lleva bien” con el presidente de la Generalitat, pues no es cuestión de crear agravios.
Conviene subrayar, y asimismo con énfasis, que la bandera española no es patrimonio de ninguna entidad privada, sea ésta social, civil o política. Es patrimonio de todos los españoles, y como dice el artículo 1 de la Ley 39/81 de 28 de octubre que regula el uso de la bandera de España, “simboliza la nación; es signo de la soberanía, independencia, unidad e integridad de la patria y representa los valores superiores expresados en la Constitución”.
Son símbolos y emblemas que conllevan un mensaje intrínseco. Por ello, cuando se exhibe una bandera se está expresando algo: es un mensaje de orgullo, pero un orgullo que nos tiene que unir antes que distanciar. Lo que está sucediendo en España de un tiempo a esta parte pone de manifiesto que algo está fallando en el sistema y, en parte, es responsabilidad de quienes rigen nuestros destinos dentro del ámbito institucional.
Recordemos la comparecencia en rueda de prensa por parte del presidente del Gobierno y de la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid, tras su encuentro oficial en la sede de esta institución. Veinticuatro banderas de España y de Madrid ondeaban con orgullo. Qué pena que no suceda lo mismo en Cataluña.
