Opinión

Yolanda y el papa

Yolanda Díaz se vistió de negro para ser recibida por el papa Francisco, tal y como mandan los cánones del protocolo del Vaticano. La vicepresidenta segunda y además ministra de Trabajo y Economía Social participó en una audiencia privada en la Biblioteca del Palacio Apostólico. La anterior reunión a la que había asistido fue el 11 de diciembre de 2021.

La política le hizo entrega a su santidad de una obra de Luis Seoane, artista argentino de padres inmigrantes de Galicia, además de una serigrafía de Martín Fierro y una pieza que editó el Instituto Cervantes de Teresa de Jesús. Toda una representación que simboliza el espíritu argentino y su vinculación con Galicia.

Después de una hora a puerta cerrada de dicho encuentro, afirmó que “fue una larga conversación” de la que salió “feliz”; se trataron temas relacionados con los asuntos propios de “su competencia”. Eso sí, por supuesto no se habló de la amnistía, faltaría más, pues ese tema no “consta” en los que el papa debe abordar. Pero sí se sacó a colación “la crisis ambiental en Galicia, la crisis migratoria y un posible viaje del papa a Canarias”. Y a este respecto, reconoció ser “optimista”. Y además hizo mención, cómo no, al asunto de los pélets y las guerras del mundo y de las desigualdades en el mundo del trabajo.

“Comparto con él -añadió la vicepresidenta- su defensa del trabajo decente, de la dignidad en el mundo del trabajo, de sumar fuerzas en el conjunto del mundo y la defensa de una economía social y solidaria”. Le dijo al santo padre que le hacía llegar un mensaje “en representación del Gobierno de España”. Asimismo, añadió que hablaron de “la democracia en las empresas y la necesidad de caminar por una prosperidad compartida. Tenemos que mejorar la vida de los trabajadores y trabajadoras”.

Hay que ver que la ministra de Trabajo le ha cogido gusto a eso de celebrar encuentros más allá de España. En el caso del papa, reconoce que “es el mejor embajador del trabajo decente en el mundo”. Reconoce con el obispo de Roma, “una magnífica relación” y lo admira. La líder de Sumar justificó que los temas tratados los considera como “los retos de la humanidad”, y que ella defendió que el sumo pontífice es el mejor embajador.

La titular de Trabajo aprovechó el tiempo para explicar las medidas emprendidas para avanzar en derechos y mejorar la vida de las personas trabajadoras, la subida del salario mínimo interprofesional o por ejemplo las expectativas que tienen las iniciativas para “la democratización de las empresas o la reducción de la jornada laboral sin reducción de salario”. Toda una auténtica retahíla que escuchó estoicamente nuestro papa. Y sentenció la ministra: “Comparto con él la defensa del trabajo decente y la necesidad de una economía solidaria”.

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