Opinión

Salen pero no contestan

Más allá de la presentación del contenido del acuerdo programático para gobernar, lo más destacado de la puesta en escena de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz fue que no se permitieron preguntas a los periodistas que acudieron a informar sobre el acto.

Verán, empieza a ser patológica la costumbre de algunos dirigentes políticos de convocar a los medios de comunicación para leerles un comunicado, que les hagan una foto y las cámaras de televisión les “saquen”, pero a continuación marcharse sin responder una sola pregunta. Sin duda, una patología grave; tanto, que hay que erradicarla sin más contemplaciones. Y es que no es admisible que Pedro Sánchez y Yolanda Díaz consideren a los periodistas como parte del “atrezzo” que necesitan para sus puestas en escena, por más que una imagen donde aparecen unos cuantos periodistas atentos a sus palabras queda mejor que si están ellos solos en el escenario.

Pero esta falta de consideración, de respeto, de ninguneo consentido es eso, consentido. Son los medios de comunicación los que deberían negarse a acudir a actos donde no se admitan preguntas por más que los convocantes sean el presidente del Gobierno, la vicepresidenta o Rita la Cantaora. Sin una prensa libre no hay democracia y para eso los medios no pueden aceptar reducir su papel al de vehículo de la propaganda de turno.

Si el presidente, el líder de la oposición, un diputado, alcalde, sindicalista, empresario o quien sea, convoca a los medios, tiene que estar dispuesto a responder a las preguntas que le hagan. Preguntas sin “filtros” a los que también son dados los actuales dirigentes políticos.

Tendría que darse un gran pacto entre los medios para que, cuando desde el Gobierno o desde un partido o desde donde sea, se les convoca, si advierten que no habrá preguntas, declinar la invitación, y limitarse a recibir una nota de prensa valorando su importancia o no para su publicación. Y esa es una decisión que deberían adoptar sin más dilación las empresas periodísticas junto a las asociaciones de la Prensa y colegios de periodistas de toda España. Es una cuestión de respeto a nosotros mismos y a la opinión pública a la que tenemos la obligación de informar. Vamos, digo yo.

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