Opinión

La sombra de Frankenstein

La decisión de Vox de no “pedir” nada al PP en caso de que Alberto Núñez Feijóo lograra presentarse a la sesión de investidura no deja de ser un brindis al sol que, a estas alturas, no sirve de nada.

No sé si los dirigentes de Vox son conscientes de que el fracaso del PP en las urnas tiene mucho que ver con sus exigencias en las comunidades autónomas y ayuntamientos donde los populares necesitaban sus votos para gobernar. Pero no solo por eso, también porque los postulados políticos de Vox, defendidos en ocasiones por auténticos energúmenos, han lastrado al PP.

Claro que Núñez Feijóo también tiene su parte de responsabilidad en el fracaso de su partido en las urnas. Y es que ha demostrado que carecía de táctica y estrategia a la hora de gestionar los buenos resultados obtenidos en las elecciones del 28 de mayo. Su actuación como líder ha sido caótica, sin un criterio consistente a la hora de abordar una política de pactos que deberían haber pasado por asumir incluso la repetición de elecciones en Extremadura y País Valenciano o ahora en Aragón antes de entregarse atados de pies y manos a las exigencias de Vox.

En realidad, Núñez Feijóo ha desilusionado a muchos ciudadanos que dudaban en votarle. Y es más, aunque no me gusta lanzar “profecías” en mi opinión mientras Vox exista el PP tendrá muchas dificultades para volver a gobernar porque, en primer lugar Vox les resta votos de la derecha y, en segundo lugar, el partido de Santiago Abascal representa una España en blanco y negro felizmente superada.

Así las cosas, al día de hoy, a Núñez Feijóo, por sus propios errores, no le dan los números para sacar adelante su investidura, entre otras razones porque quizá el PNV, a un año de las elecciones en el País Vasco, no se pueda permitir dar sus votos al PP por más que Vox ya no mantenga en pie sus exigencias. No es que el PNV tenga motivos para confiar en el PSOE de Pedro Sánchez que, a la vista está que los socialistas prefieren como socios a Bildu, pero la sombra de Vox es demasiado ominosa para apoyar al PP.

De ahí mi augurio de que el PP difícilmente volverá a gobernar si los antiguos militantes y votantes que se le escaparon a Vox no vuelven a la casa madre.

En cuanto a la propuesta reiterada desde el PP de cogobernar con los socialistas, la realidad es la que es: ha sido en todos los casos inmediatamente desechada por Sánchez y los suyos. El último ejemplo es el de Ceuta. La consigna de la dirección socialista es clara: al PP ni agua, con el PP ni a la esquina.

El PSOE prefiere que el PP se cueza en la salsa de Vox porque eso favorece la política de bloques y por tanto favorece al bloque que lideran los socialistas. Lo cierto es que la política de bloques conlleva a que los ciudadanos nos vemos abocados a soportar gobiernos “Frankenstein” de izquierdas o de derechas. El PSOE prefiere dejar a los ciudadanos en manos de esos gobiernos Frankenstein formados por PP y Vox en Comunidades Autónomas y ayuntamientos. Sí, los socialistas nos podrían librar de Vox si de verdad quisieran, basta con que se comporten como en ocasiones lo han hecho otros partidos socialdemócratas europeos que llegan a acuerdos legislativos con el centro derecha. Pero eso es como esperar que un olmo de peras y las peticiones inútiles solo conducen a la melancolía.

¡Menudo panorama!

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