Opinión

Randín, de nuevo

Los tribunales han devuelto a la actualidad la dormida moción de censura en Calvos de Randín, después de que los leales al alcalde hubiesen ejercido el derecho al pataleo -nunca mejor dicho- impidiendo el acceso a la Consistorial a quienes habían firmado la iniciativa contra el regidor socialista. El pleno, con la ausencia forzada de los censuradores, fue pura pantomima.


Anulada aquella trangallada, orquestada o permitida por el alcalde, las cosas vuelven al punto inicial, con la posibilidad de que los ex del PP se hagan con el poder gracias a la perversión de una figura legal -la moción de censura- y el voto de un tránsfuga, con absoluto desprecio de la voluntad popular. Con lo andado y cicho, pedigrí democrático ya no queda, pero el colaborador imprescindible para el éxito de esta operación todavía está a tiempo de exhibir un mínimo de honestidad política devolviendo el acta de concejal al partido gracias al cual la consiguió.



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