Opinión

Francisco Javier Fernández Sánchez “Iko"

El gato siberiano tiene un carácter muy amigable y juguetón, es uno de los pocos gatos a los que gusta jugar con agua. Destaca también por su gran inteligencia, puede crear una estrategia espacial con su entorno para conseguir algo, o bien lograrlo en base a su intenso ronroneo y caricias que dirige a su amo, al cual es extremadamente fiel. El gato siberiano tiene la particular característica de casi no provocar alergias en el ser humano, esto es debido a que no produce una proteína causante del 80% de éstas, la denominada Fel D1, es vigilante y no muestra agresividad ni timidez.

Francisco Javier Fernández Sánchez "Iko" es (como todos los personajes de mis artículos) un “tío especial” que vive desde siempre en Samuel Eiján, y que allí, al igual que el gato siberiano, inconscientemente ha desarrollado una estrategia especial. Con una enorme dosis de simpatía y sincera amabilidad, ha sido siempre en su pequeño barrio el chico antes, el hombre después, al que todo el vecindario sin excepción de sexo ni edad, siente como algo muy propio.

Es en esta peculiar calle de Samuel Eiján, que hasta hace muy poco tiempo era como el barrio de San Genaro de "Cuéntame", un lugar donde había zapatería Alejandro, tienda Angelita, carnicería Gerardo, fotógrafos Chicho y Villar modista Purita, cafetería Cesare, ruedas Herco, talleres Garza, periódicos "Ely" y, lindando en la parte de Sáez Díaz, farmacia Margot, garajes Regal, Sabas, Pintos, Lisardo, coloniales Jaime Campos, médicos Pavón, Víctor, Michelena, ferretería Lares, Moure, Martín Fierro, etc. La mayoría negocios muy familiares pero con los que todos sus habitantes convivían en esta céntrica, pero muy pequeña y aislada calle. 

Allí fue donde "Iko", entre el resto de los chicos del vecindario, desarrolló como el gato siberiano su capacidad de “ronronear” y estrechar lazos de amistad con los Pavón, Regal, Román, Huerta, Saco, Tacho, Lorenzo, Sabas, etc. Los que previo salto de la valla, jugaban su partido en el campo de los Salesianos para a continuación descender con un par de grandes neumáticos desde la desembocadura del río Loña hasta las cepas del Puente Viejo.

"Iko" siempre se manifestó muy servicial y dispuesto a ser útil a todos sus vecinos, es muy usual verle subir una bolsa a una persona mayor, ayudar a cruzar la calle a los niños y sobre todo a entablar alegre y optimista conversación con todos los que se acercan a su “espacial entorno”.

Batería de muy joven, representante de orquestas, vendedor de coches e inmuebles, hizo de todo en su vida, pero en los últimos años, y quizá por cariño a su madre Ely, se fue incorporando a su “kiosco-librería”, donde en compañía de su mujer, Rosa, siguen impregnando al barrio de esa sana familiaridad y simpatía que solo los quiosqueros de siempre han sabido trasmitir a sus habituales “clientes-vecinos”. 

"Iko" me recuerda a Pascal, aquel voceador de periódicos (Lino Ventura) de la película “125 Rue Montmartre”, que a finales de los 50 era el popular personaje del barrio parisino de Saint-Denis.
Durante 17 años tuve la suerte de vivir en esa entrañable calle de Samuel Eiján, en la que como en todas las calles de España las costumbres han cambiado, sin embargo, "Iko") sigue siendo fiel a sí mismo, repartiendo muy temprano la prensa por todo el barrio, y en su kiosco, aunque más modernizado, manteniendo sus charlitas con los clientes-vecinos que siguen fieles a su encantadora personalidad.

En muchas ocasiones me gustaría volver atrás, y aunque solo fuera por el ambiente de ese barrio, poder comprar todos los días mi La Región en el kiosco de "Iko" y Rosa, donde sigue percibiéndose /el hermoso encanto de la calle de "Iko".

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