Opinión

El apellido

El azar puede tener tanto de benevolente como de cabrón. Pero nunca, al menos de antemano, podríamos recriminarle favoritismos. Por eso recurrir a la suerte para dilucidar un empate, al menos, parece razonable. En el bombo todos entran con las mismas posibilidades. O eso creo. Y mejor esa opción que escudriñar en el color de pelo, el sexo o el número que uno calza en las All Start. Criterios fácilmente baremables, pero que le chirriarían hasta al más zafio. En el Concello de Carballiño, han acudido a las letras del apellido como solución final para desempatar un proceso diseñado para la selección de personal laboral temporal. Así que el abogado o albañil aspirantes tendrán más opciones de apellidarse Abad que Zorelle. En este caso, uno podrá maldecir a su madre por haber conocido al señor Zorelle, pero también al concejal de Personal, de apellido Barge.

Mucho mejor a este último ya que hasta qué punto los emparejamientos amatorios no son cuestión de suerte.

Te puede interesar