Opinión

Balances y cuentas

Esta maldita crisis tiene la culpa de casi todo. Si es la responsable de las colas en las oficinas del Inem, la caída del consumo -sobre todo de cemento- y la caída en picado de la productividad también puede serlo del incremento de la codicia ajena. Pero no la de las instituciones financieras y empresariales, que es la de toda la vida, sino la que traducimos a robos en viviendas del rural y alrededores de la ciudad, y que tanto están dando que ocultar en esta provincia. Pero a diferencia de los temas económicos, a los que empresas y ciudadanos exigimos sin piedad que las cuentas estén claras, cuando hablamos de estadísticas delictivas, los criterios contables se muestran remisos y esquivos en el espacio-tiempo. Y sin balance, imposible tener una cuenta de resultados. Y sin resultados, cómo puede haber una garantía de control democrático efectivo. ¿Será que los mandamases de las fuerzas de seguridad y políticos del ramo fueron por Letras? Será.

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