Opinión

¿Estamos en fiestas?

La decepción de un vecino de la ciudad en este comienzo de fiestas podría equipararse al revés del político(a) que de repente se queda sin explicaciones en la boca ante el plante de los feriantes, molestos con la decisión del Concello de repartir sus atracciones por doquier. En el Corpus 2008 -que por lo visto hasta ha cambiado de nombre-, no habrá barracas dentro de una ya descafeinada agenda. Mal que nos pese, la fórmula admite pocas variaciones a no ser que el organizador(a) de turno anteponga sus preferencias al interés general. Porque está claro que a la generalidad le pirra el cantante que se cotiza en la radiofórmula; la folclórica con caché y la orquesta de relumbrón. Auténticos linimentos poéticos de la celebración. A partir de ahí, bienvenida sea la reinvención con añadidos castizos o postizos. Y aunque la programación sea algo más que tómbolas, cómo percatarte de que Ourense está en fiestas. Por si alguien aún no se ha enterado todavía, pásalo cuanto antes.

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