Opinión

El universo in-útil

En el Universo de los objetos inútiles, pero cotidianos, hay una amplia representación. Utensilios inservibles que nacen con esa vocación y no pretende ser más que eso. En el mundo del menaje, la cosmética, el bricolaje, los pequeños electrodomésticos, la alimentación... está plagado de un sinfín de artilugios en los que gastamos dinero, llegando a la conclusión de que no sirven para nada. ¿No me nieguen que el invento de la mahonesa baja en calorías, el papel higiénico con aroma, el coche sin carné, el cuchillo eléctrico o el pegamento que sustituye a los clavos son una auténtica tomadura de pelo? Pero, sin duda , si tuviese que destacar uno en particular sería el rímel transparente. Si los hombres y mujeres acudimos al rímel es precisamente para que las pestañas se noten. Cuanto más, mejor. Quede claro.

Pero el Universo de los objetos inútiles también se extiende al patrimonio inmaterial. ¿Cuántos buenos propósitos han quedado en el olvido porque no han traspasado ese plano cósmico?

En Ourense, un grupo de ciudadanos han estado seis meses devanándose la cabeza para concretar el llamado Pacto Cívico, que acaba de aprobar la Corporación en su última sesión plenaria. Una carta de la ciudadanía que en todos sus planteamiento está llamada a conseguir de esta urbe un lugar confortable. Y hasta sensato.

Una ciudad viva y saludable, según recoge el texto, que muestra su inquietud por fomentar la natalidad, por cuidar a sus mayores y que apuesta por la promoción de estilos de vida saludables. Una ciudad culta, pedagógica, hospitalaria y artística que ama a su lengua y a sus creadores. Pero las ciudades las hacen los ciudadanos y aquellos representantes políticos que cuando gobiernan hacen realidad que las buenas intenciones del papel trasciendan al universo de las cosas útiles. Y provechosas.

Te puede interesar