Opinión

Bajo burkas y niqabs

La justicia española aplicó inmediatamente una reciente sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo para liberar a decenas de terroristas de ETA con miles de años de prisión sin cumplir.

Pero acaba de despreciar otra sentencia de la misma Corte dictada el pasado junio que permite prohibir las prendas que ocultan el rostro, fallo que respaldó la ley francesa que impide usar desde hace cuatro años burkas y niqabs en espacios públicos, incluida la calle.

El burka tapa absolutamente el rostro, dejando una cortinilla sobre los ojos, el niqab sólo deja libres los ojos.

El Tribunal Superior de Justicia catalán (TSJC) acaba de suspender cautelarmente los artículos de una ordenanza del Ayuntamiento de Reus (Tarragona) que prohibían el uso de esas prendas solamente en locales públicos, no en la calle.

El tribunal razona que para que la ordenanza debería ampararse en una ley de rango superior, que en España no existe.

PP y PSOE pactan ahora endurecer la ley contra los yihadistas, y han olvidado que uno de los métodos de camuflaje para sus masacres es hacerse pasar por mujeres con esas prendas.

Aunque cualquier delincuente común puede ocultarse bajo ellas difícilmente un policía le exigirá que se descubra: si resulta ser realmente una mujer pueden denunciarlo por xenofobia y racismo.

Porque esa es herencia del zapaterismo y de su Alianza de Civilizaciones: en 2010 usó su mayoría de entonces para rechazar una iniciativa del PP que vetaría el velo integral.

Pero el PP gobierna desde hace tres años y no ha vuelto a presentar ese proyecto al Parlamento, quizás por cobardía ante las potencias del Golfo que pueden amenazar a España con retirarle sustanciosos contratos si se prohíben los símbolos islamistas del machismo y la esclavitud religiosa.

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