Opinión

Los escrúpulos de Sánchez

Pedro Sánchez dice que “no se siente cómodo” al ver jugar a De Gea como portero titular de la Selección Española de fútbol por su posible relación con un productor de cine pornográfico acusado de corrupción de menores. El pornógrafo pasará algún tiempo en prisión, pero el testimonio contra De Gea por el que el líder del PSOE sugiere que debería ser apartado de la Selección, es, de momento, muy endeble. Viene de una testigo protegida que en diálogo telefónico con el jugador, delictivamente divulgado por quien debe custodiarlo como secreto procesal, no lo implica a él, sino que indaga sobre otros jugadores. 

La presunción de inocencia, elemento sagrado de la justicia, desaparece aquí al tratar de implicar a alguien en un delito antes de que exista una orden de que se le investigue.
Pedro Sánchez tiene escrúpulos morales. Se siente incómodo al ver en la portería española a este jugador al que alguien ha querido eliminar del equipo al divulgar algo que ni siquiera es una investigación/imputación.

Si no son hipócritas tratando de tapar acusaciones peores, es bueno que los políticos sean escrupulosos, que denuncien a quienes frecuentan personas de baja moralidad y que no se relacionen con ellas. Muchos españoles deberán sentirse incómodos también ante un candidato a presidirlos, el propio Pedro Sánchez, cuyo suegro fue propietario, como está probado judicialmente, de varias saunas gay en Madrid, centros de actividad sexual parecida a la del pornógrafo que relacionan con De Gea.

Siendo tan escrupuloso hay que imaginar la incomodidad de Sánchez conviviendo con Sabiniano Gómez Serrano, en una de cuyas saunas dilapidó fondos del ayuntamiento de Palma de Mallorca el exconcejal popular Javier Rodrigo de Santos en un escandaloso caso por el que fue condenado en 2009.

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