Opinión

Mark Spitz y Michael Phelps

El nombre del nadador Mark Spitz vuelve a ser familiar estos días porque admiró al mundo al obtener siete medallas de oro en los Juegos de Munich en 1972. Pero ha sido ampliamente superado por otro tritón, Michael Phelps, que culminó su carrera en Rio de Janeiro al lograr seis medallas, cinco de oro, que sumaron 28 a las obtenidas antes en Pekin y Londres, de las que 23 son de oro.

Hay otras diferencias entre Phelps y “Shark Mark” (Tiburón Mark), y “Mark Speed” (Mark Velocidad), como eran los juegos de palabras con su apellido.

Unas son físicas: Spitz mide 1,83 metros y pesaba 73 kilos en Munich, y Phelps mide 1,93 y pesa 90 kilos, diez centímetros de estatura y 17 kilos más de músculos. Otras diferencias son sus las circunstancias: tras conquistar su séptima medalla con 22 años, Spitz abandonó Munich y nunca más volvió a las competiciones, mientras que el supercampeón actual participó en tres JJ.OO. hasta sus actuales 31 años. Y ello fue porque a Phelps no le afectó directamente el terrorismo, como a su predecesor.

Mark Spitz, que llegó a sumar 26 records mundiales en pruebas anteriores, había sido supercampeón en los Juegos Macabeos, en los que compiten atletas judíos de todo el mundo. Y en Munich, nada más recibir su séptima medalla de oro, se daba un espeluznante acto masivo de terrorismo: unos palestinos de “Septiembre Negro” secuestraron a parte de la delegación de atletas israelíes y asesinaron a once de ellos.

Aquel fue uno de los primeros actos de caza intensiva de judíos, los israelíes primero, después del Holocausto nazi, y precisamente en Alemania, dirigido por ideólogos árabes que durante la II Guerra Mundial habían sido aliados de Hitler.

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