Opinión

Apelando a Neruda

Arnaldo Otegi ha elegido un pasaje de los muchos que distinguieron la elegancia intelectual de Pablo Neruda para expresar su negativa a acatar la ley que le inhabilita a ejercer cargo público. Apelando a un referente tan noble y tan cargado de contenidos –Neruda pronunció esta famosa sentencia: “podrán cortar todas las flores pero no podrán detener la primavera” como alegato poético contra la brutal represalia ejercida por los dictadores de su amado continente de Latinoamérica- el hoy ex presidiario que ya ha cumplido condena pero mantiene intacta la prohibición para el ejercicio del sufragio pasivo, ha echado mano de un recurso muy común entre aquellos de su misma especie que consiste en aparentar ser víctima de una afrenta por la cuál los tribunales de Justicia tratan de silenciar la voz del pueblo -en este caso la suya- quebrantando el universal principio que legitima al hombre libre.

El subterfugio falsamente utópico que, utilizado como lo usa el dirigente abertzale, atufa además a púlpito y sacristía, es sin embargo capaz de conmover a ciertos ejemplares de la clase política, muy dados a dejarse subyugar porque no se subyuga el que no quiere. En realidad, Otegi que es un demagogo irreducible, no es sin embargo más que nadie y los tribunales que le han juzgado le han condenado a prisión y le han impuesto la pena accesoria de inhabilitación para ejercer un cargo público, una sanción que se impone con cierta frecuencia. Por tanto es jurídicamente imposible que pueda presentarse como candidato a unas elecciones autonómicas. Le ocurre a cualquier hijo de vecino y todos entendemos sin un gran esfuerzo lo que este castigo implica. No es tan complicado por tanto ni tiene más interpretaciones que la que está vigente.

Calculo yo que si viviera, Neruda estaría avergonzado de que un sujeto que ha sembrado balas durante su trayectoria pública y que no ha mostrado arrepentimiento ante las víctimas de acciones terroristas, pueda hacer un uso tan trapacero y manipulador de una de las más famosas sentencias del poeta chileno. Las balas y las flores no se soportan y eso él lo sabe. Otegi eso sí, tiene habilidad para liar a la gente. Ha estado a punto de convencer al Fiscal Superior del País Vasco, Juan Calparsoro de que sus derechos estaban siendo conculcados. Menos mal que el fiscal parece haberse percatado a tiempo.

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