Opinión

Diálogo coherente

Uno, en este mundo ambiguo y cambiante en el que se entrecruzan pactos inverosímiles y en el que el discurso ha de estar permanentemente matizado por la corrección política, agradece los arrebatos de sinceridad aunque sean en cuestiones caseras que a apenas tienen incidencia en las materias que se dirimen en los pisos áticos del poder.

Ejemplo de discurso que ha sucumbido miserablemente entre las garras de esa corrección política que acaba por atocinarte y produce un interés cada vez más relativo, es el de Pedro Sánchez, su abstracta concepción del estado federal y su permanente oferta de diálogo con el independentismo cuando parece casi establecido que no hay nada que negociar.

Susana Díaz, que es dura y realista, ya se lo ha recordado un par de veces y ya se le nota hasta los pelos de escuchar al chico que quiere ir a la Moncloa, la misma e insustancial diaria cantinela. “¿Pero qué diálogo, chiquillo ni qué niño muerto, ozú con la manía que le ha entrao a ezte hombre con er diálogo?” Debió pensar para sí la líder andaluza hasta el punto de que ha explotado en voz alta y ya no para sus adentros. “Primero aplicar la ley –le ha recordado- y del diálogo, ya hablaremos” O sea, lo lógico.


Yo, que me codeo con andaluces con frecuencia y cuya forma de ser me gusta, no lo niego, tengo para mí entre esas declaraciones de la semana una que hace gala de ese necesario, sencillo y sincero planteamiento. Joaquín, el jugador gaditano, que tras hacer las Italias, ha vuelto a casa para jugar sus últimos años de profesional en el Betis, respondía hace un par de fechas a la pregunta de un periodista que es ejemplo nítido de las preguntas que hacemos de vez en cuando los periodistas cuando no se nos ocurre cosa alguna que preguntar: “¿Y de lo de Rossi qué opinión tienes?”


Y dijo Joaquín: “Pues a mí me parece una patada de roja directa pero, vamos, que yo no he visto una carrera de motos en mi vida” Pues ya somos dos porque yo tampoco he visto una carrera de motos en mi vida ni la veré porque lo de las motos y los motores en general más bien a mí me la trae al fresco. Pero es verdad que yo comienzo a echar de menos la llaneza sin aditivos ni colorantes. Que de marear la perdiz estamos ya hasta el moño mismo.

Te puede interesar