Opinión

La rutina quebrada

Este es un año atípico con un Mundial en mitad del calendario de todos los países con competiciones futbolísticas domésticas  y unas elecciones en pleno mes de julio con medio país de vacaciones incluyendo las de la plantilla de Correos a la que se ha tenido que movilizar a toda prisa para que llegue a tiempo la documentación del voto por correo.

Esos episodios concretos que han contribuido a quebrar la normal sucesión de los acontecimientos, -produciendo abruptos cambios en la naturalidad cotidiana- estoy seguro de que van a ejercer una influencia notable

A estas alturas del proceso informativo, se ignora si la empresa pública ha alcanzado sus objetivos o no todos los solicitantes recibirán el necesario protocolo para ejercerlo.

Esos episodios concretos que han contribuido a quebrar la normal sucesión de los acontecimientos, -produciendo abruptos cambios en la naturalidad cotidiana- estoy seguro de que van a ejercer una influencia notable y no siempre positiva en la vida ciudadana del país, desestabilizando dos periodos del año en los que uno está acostumbrado a que ocurran unas cosas y ocurren otras. Pasa igual que con los hechos aparentemente más fútiles.

Y es que el verano es un tiempo que suele llevarse mal con los asuntos intensos. La gente tiene muchas ganas de paz porque ha currado mucho y no siempre bien en todos los meses anteriores

Uno está habituado a tener las camisas colgadas por su orden y en una parte siempre la misma del armario. Cuando te las cambias de sitio se te lía todo y no atinas ni a encontrarlas ni a vestirlas.

Y es que el verano es un tiempo que suele llevarse mal con los asuntos intensos. La gente tiene muchas ganas de paz porque ha currado mucho y no siempre bien en todos los meses anteriores, y el invierno ha sido en general largo, frío y mojado. Por eso se acepta mal quebrar la rutina  para salir a dar el voto como no se llevó bien asomarse a un campeonato del Mundo de fútbol en medio del campeonato de Liga propio.  Para mayor abundamiento, España hizo el ridículo y la mayor parte de sus protagonistas volvieron a casa hechos unos zorros por el esfuerzo suplementario a mediados de temporada. Lo ganó Argentina, creo, pero a mí personalmente no me dejo huella.

Sumergidos en la dinámica veraniega, entre sandalias, toallas y pareos, cortar el dolce far niente de las vacaciones para irse de urnas es un desquicio y además un desquicio mal calculado. Cuando Sánchez se lió la manta a la cabeza y decidió combatir su fracaso en las Municipales con una nueva convocatoria para pasado mañana, ni pensó en la logística ni hizo cálculos. Hágase y se hizo porque así lo quiero. Pues no digo yo que no lo pague.

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