Opinión

Lo que todo el mundo necesita

Una vieja canción de la banda Chicago decía que todos los amantes necesitan unas vacaciones para poner tierra de por medio durante algún tiempo uno del otro. Las estrofas dichas en la sugerente voz de Peter Cetera que era además un bajista prodigioso, tienen su aquel y no dejan de plantear una situación que subyace en alguna gente. Poner un poco de terreno de por medio para combatir el hastío y la monotonía. Si bien la canción esconde en sus entrañas  la expiación de una presunta infidelidad, y su protagonista acaba pidiendo perdón aunque reconoce que es duro el solo hecho de solicitarlo, este argumento del alejamiento temporal de aquellas cosas a las que uno está muy habituado sugiere reflexiones no solo en asuntos de amores –donde este tipo de cavilas puede discurrir por terrenos pantanosos- sino especialmente al respecto de situaciones de la vida cotidiana que acaban fatigando y con las que es muy adecuado practicar un ligero distanciamiento para retomar el contacto una vez desahogado. 

Algo así como decirle al jefe, mira tío, ahí sobre la mesa te quedan ciento ocho expedientes y ya si eso, cuando vuelva, hablamos.  

Si lo ha hecho el presidente del Gobierno, por qué no lo va a hacer cualquier mindundi del tres al cuarto. Con independencia de que la apariencia del presidente en funciones recordaba más bien a Tony Leblanc en alguna de sus más felices interpretaciones, recorriendo tocado con gorra visera, chaqueta cruda y gafas de sol de concha las calles de Marruecos rodeado por un moderado séquito, habrá que sospechar que se ha planteado irse de veraneo y ya veremos a la vuelta como me habéis dejado las negociaciones para volver a la Moncloa. 

Ahora debe estar en la mansión La Mareta de Lanzarote, y desde allí ha debido ser donde ha cursado la orden de que Meritxell Batet no repita como presidenta del Congreso –las malas lenguas aseguran que quiere poner ahí a un tipo más comprometido con la causa catalana- y donde se ha enterado de la renuncia de Iván Espinosa de los Monteros en el otro lado del fiel de la balanza. “Todo el mundo necesita un instante de alejamiento de los demás” canta el divino Cetera. Y Sánchez le ha tomado la palabra. Pues que lo descanse bien en la antigua residencia de Hussein de Jordania que no pisó en su vida y acabó regalando a Juan Carlos. Sánchez no se mueve por menos.

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